después del paréntesis

La mentira

Hay una astucia que repiten hasta la saciedad los hispanoamericanos, astucia que confirma la soberbia mentira que los encierra. Esta: antes de la llegada de Colón, en 1492, la plenitud (que perversamente llaman “india”, por el equívoco del insigne), de 1492 a 1824, la colonia que es vacío, y no es verdad del todo, cara Sor Juana Inés de la Cruz, y después de 1824 (batalla de Ayacucho, la independencia) la “reinstauración”. O lo que es lo mismo, y es cierto, en el largo periodo que va de 1492 a 1824, eso que desde 1507 llamamos América no se descubrió. Los que allí iban (Colón, Cortés, Pizarro…) iban por otra labor. Lo que en esa época ocurrió fue el gran “invento” de América por todos los escritos unilaterales de esos años, incluidos los de Colón. Y a eso se refirió Europa: el mundus novus en tanto lo que hallaron no les servía. Es cierto, por tanto, que es después de la dicha independencia cuando los americanos comienzan a moverse hacia sí. Los que allí llegaron entonces llegaron para conquistar y para aprovechar lo estimable de lo que localizaron, del oro, la plata, la madera, los frutos a las especias, ello disfrazado con el empeño misionero. Así es que, en efecto, eso ocurrió; es a partir de la dicha independencia cuando América se da la vuelta sobre sí misma y comienza el largo proceso del descubrimiento de América por los americanos, desde entonces hasta hoy. Eso sucedió, y en el eso sucedió la absoluta falacia, farsa que se repite. 1824 no significó devolverle lo robado a sus legítimos dueños; lo que en ese momento ocurrió es que los rifles españoles que apuntaban se dieron la vuelta hacia los dominadores. Es decir, hijos de América contra padres de Europa/España. Una verdadera guerra civil. Porque quienes mandaron a cargar las armas fueron los apellidos ilustres (en aristocracia y estima, Bolívar) del lugar, los criollos. ¿Qué confirma, pues, eso que se llama “restauración”? Que los que ganaron habrían de confirmar la diferencia. Y esa diferencia se encontraba en el allí, en los “indios”, en lo que los “indios” construyeron antes de 1492. Y hacia ese foco la mirada; mirada en apropiación. De donde, eufemísticamente los que ganaron la libertad son los despojados del antes. Embuste sustancial, más cuando sabemos que eso solo, el quechua, el guaraní, el náhuatl, el aimara, no es América; porque ahí no solo los precolombinos, también los mestizos y los negros y la nueva inmigración. La gran mentira.

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