Juro que a partir de ahora veré los partidos del Real Madrid en diferido y que no voy a sufrir más calenturas con estos maletas, humillados por un Barça perfecto. Juro por Tito Wissa que no pasaré calamidades con jugadores vagos, antañazo brillantes, incapaces de jugar con dignidad al fútbol en un bonito estadio en medio del desierto. Para desierto, el de sus cabezas, negadas para pensar una jugada ni trazar un plan para ganar a un equipo montado, y muy bien montado, a fuerza de retales baratos pero con telas de alta calidad. El Madrid de Florentino y Ancelotti es hoy una caricatura y su plantilla parece incapaz de ganar no sólo al FC Barcelona, sino al Rayo Vallecano y al Villarreal. Es decir, ya no le gana a nadie. El Barcelona salió de las cenizas de Piqué y del Seiko de Shakira para convertirse en un valioso Rolex y enfrentarse primero a sus fantasmas y luego a un Real Madrid más descerebrado que nunca. Que ni chiquito domingo me hicieron pasar estos mangantes, de pies agarrotados y acobardados ante un rival que les hizo hincar el pico de principio al final del partido. Si ellos no sufren, yo tampoco. Ya digo que a partir de ahora sólo veré los partidos que ganan, no todos los que van a perder de aquí a que finalice la Liga, la Copa y la Champions, que serán bastantes, por lo que intuyo. No sé, pero el domingo, nada más comenzar a rodar la pelota, yo veía huecos en las filas del Real Madrid, Irreal en todo el partido, incapaz de dar un susto a un equipo juntado a fuerza de fichar gratis. Pues, qué quieren que les diga, el Barça lo ha hecho muy bien, que en eso del rateo los catalanes son maestros.
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