Le robo el título a Rial. La actualidad se detiene un momento antes de la convocatoria de las elecciones de mayo. El otro día me encontré a Manolo Domínguez, el jefe del PP, paseando por San Telmo con un señor gallego, la mano derecha de Feijóo, que nunca sé si se acentúa o no. Luego vi que Domingo Negrín lo entrevistó para este periódico. Los acompañaba Ángel Pablo Montañés, el candidato del Puerto de la Cruz. He estado varios días metido en casa con un problema dental, medicado y leyendo a Raúl del Pozo su novela sobre tahúres y a Arturo Pérez-Reverte su historia de España, tan divertida. He pedido a Agapea el Diccionario secreto de Camilo-José Cela, no sé si con éxito, porque está descatalogado. Quiero releer, de don Camilo también, Viaje a la Alcarria y Viaje al Pirineo de Lérida. Me he reunido con el abogado Inurria y con el compañero Antonio Salazar para hablar de ediciones futuras. He hablado con el profesor Maynar para entrevistar a una filóloga de la Universidad de Las Palmas. Pero todo el mundo me cita en Santa Cruz y Santa Cruz está muy lejos para ir a almorzar. Mi autonomía de vuelo termina en Los Limoneros. Mi hija quiere que la acompañe a Portugal, vamos a ver. Manolo Darias me dice que está encantado con la entrevista del lunes pasado. Y yo de entrevistarlo. Enero se fue pal carajo, ha sentenciado Carmelo Rivero. Juan-Manuel García Ramos me reitera que ya está bien de política, que se va a su casa vestido de jubileta (con pantuflas de cuadritos), a disfrutar de la calefacción. Carlos Díaz-Bertrana sigue eternamente preocupado por su salud, pero no se le entiende lo que dice. Se lo cuenta al médico, pero el médico no descifra su jerga de Artenara. Jamás se curará.