Mientras han fabricado trenes que no caben por los túneles de Cantabria, el papa Francisco no se aclara con los/las homosexuales, se trabuca, no dice nada y, además, ya en otra cosa, encaja mal el golpe del arzobispo Ganswein, secretario del difunto Benedicto, echándole indirectas en el avión de regreso de Sudán, ante la canallesca. El libro de Ganswein estará pronto en las librerías de los países que hablan español. Por cierto, vaya tipo feo el presidente, o lo que sea, de Sudán del Sur, con un sombrero más negro que su propia suerte, que no se quita ni para plantar un pino. Se parece la prenda a la del ex presidente Castillo, el maestrillo peruano que podía vivir dentro de la copa de su propio sombrero guajiro, o como se le llame allí al mago peludo. El sudanés del gorro se sentó en la tribuna con el papa Francisco, de blanco, y los líderes (arzobispos) de las iglesias protestantes, uno de morado y el otro de azul. Sobre una de las Carolinas, USA tiroteó al globo espía chino, que ya había tomado sus fotos correspondientes. Ahora se analizan los restos. Antes se decía: “Te he engañado como a un chino” y ahora es al revés, son los chinos los que quieren engañar a los de más acá, enviándoles aerostatos malvados. Yo creo que el peligro no está en Rusia sino en China, porque los chinos hablan menos y manipulan más. Fíjense cómo manipularon la crisis del coronavirus. Echan unos polvitos desde el globo y acaban con media USA. Biden, en su delirio, reaccionó rápidamente esta vez, antes de volverse a precipitar por las escaleras del Air Force One. Cómo está el patio de Monipodio, oiga usted, casi como el de Cervantes, pero sin ciego y con bombas y globos en el espacio.
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