Canarias rinde homenaje el martes, como cada 21 de febrero, a una de las figuras literarias más relevantes de su historia cultural. Esta edición será protagonizada por Félix Francisco Casanova Martín (Santa Cruz de La Palma, 1956-Santa Cruz de Tenerife, 1976), escritor y músico cuya breve vida dejó una intensa y exitosa carrera. El Gobierno autonómico instituyó en 2006 la celebración del Día de las Letras Canarias cada 21 de febrero, justo la fecha, pero de 1813, en la que falleció el polígrafo realejero José de Viera y Clavijo, referente de la Ilustración en las Islas.
Para recordar la figura de Félix Francisco Casanova, a partir del martes podrán descargarse en el sitio web de la Biblioteca de Canarias una cronobiografía, así como algunos de sus textos. También habrá una selección de imágenes y una edición especial de la editorial Demipage, con la antología De todo haz un misterio. Asimismo, se publicará una nueva edición de los reportajes audiovisuales Deletreando Canarias, con los testimonios de personalidades de la literatura insular, como Elsa López, Anelio Rodríguez Concepción y personas del entorno próximo del autor, como su hermano José Bernardo o su íntimo amigo Ángel Mollá.
El acto institucional se celebrará el lunes 6 de marzo (19.00 horas) en el Espacio La Granja de Santa Cruz de Tenerife, con la asistencia del presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres. La palabra del joven escritor se hará protagonista en esta cita a través de actuaciones musicales e interpretaciones de algunos de sus textos más conocidos, como la novela El don de Vorace. Además, habrá espacio para el recuerdo del escritor recientemente fallecido Alexis Ravelo.
El encuentro se emitirá en streaming por el canal de YouTube de Apúntate a la Cultura y de la página de Facebook Día de las Letras Canarias, que gestiona la Viceconsejería de Cultura.
INQUIETUDES
Hijo de la pianista Concepción Martín Díaz y el poeta y médico Félix Casanova de Ayala, Félix Francisco y su hermano José Bernardo crecieron en un entorno que les estimuló artística e intelectualmente. Su casa, donde se leía poesía, se hacía música y se conversaba de literatura, la visitaban personalidades de la cultura isleña.
La figura del padre, militante del Partido Comunista y preso político durante la Guerra Civil, exiliado a La Palma, fue esencial en su desarrollo creativo. Así describió a su hijo: “Desde temprana edad -ya a los siete u ocho años- solía sorprenderme con frases insólitas que yo me preguntaba dónde podría haber leído. Eran giros sueltos, casi surrealistas y esotéricos, cuyas fuentes me era imposible inquirir en ninguno de los libros de mi biblioteca que pudiera caer en sus manos”. Su madre falleció cuando él era adolescente, algo que, como es lógico, le supone un gran impacto.
Su gusto por el rock psicodélico, el jazz, el blues o la música clásica se evidencia tanto en sus poemas como en sus diarios. Cuando tiene 14 años, la familia se traslada a Santa Cruz de Tenerife. Allí crea, junto con su amigo Ángel Mollá, el Equipo Hovno, un grupo musicoliterario en el que ellos, y otros jóvenes de Tenerife, componían canciones y poemas para un nuevo tiempo.
En 1973 obtuvo con su libro El invernadero el premio de poesía Julio Tovar y, un año después, el Benito Pérez Armas de novela con El don de Vorace. Un mes antes de su muerte ganó, con el poemario titulado Una maleta llena de hojas, el Premio Matías Real del periódico La Tarde.
Félix Francisco es también autor del diario Yo hubiera o hubiese amado, escrito en 1974 y publicado en 1983. Tras su fallecimiento, su padre se encargó de publicar La memoria olvidada (1980), un volumen que reúne la mayor parte de sus poemas; además de varias obras creadas en conjunto, entre las que destaca Cuello de botella (1976).
Murió en enero de 1976, a los 19 años, en el baño de su residencia de Santa Cruz de Tenerife, a causa de un escape de gas.
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