superconfidencial

Qué frío

Tengo mis razonadas reservas sobre el cambio climático. El otro día, contradiciendo lo políticamente correcto, un científico de reputada solvencia decía que nunca la Tierra había gozado de tan buena salud. Pero las televisiones se empeñan en hacer la crónica del deshielo y de los pinnípedos huyendo porque la Naturaleza los liquida. No se puede poner la difusión del destino climático del planeta en las manos de una adolescente antipática, Greta Thunberg, que a mí se me parece a la niña del exorcista. Tiene una hermana que se llama Beata que es activista, feminista y vegana; pues ella se lo pierde. En las islas se ha instalado el ciclo habitual de la lluvia y el frío, ha nevado en las cumbres como en los mejores tiempos y nuestros acuíferos de aguas fósiles se van llenando, aunque el deshielo tarde en llegar a las galerías. Quiero decir que tenemos agua para rato y lo que se viene produciendo es un corrimiento de las estaciones, que volverán a su sitio, probablemente. Quiero decir también que a lo mejor el verano no empieza en junio, sino en julio, y que el invierno deja atrás la Navidad y se dispara en enero. Son conjeturas mías, acostumbrado como estoy a renegar de las modas y del coñazo de lo políticamente correcto. Tengo un sobrino que, como yo, no cree en el cambio climático; y no por eso va a ser encarcelado, aunque quién sabe con la ley no escrita aún del sí es sí referida al tiempo. Yo lo que creo es que el mundo se va volviendo loco, poco a poco. No es cosa de la compra de los árbitros, ni de las leyes a medida para librar a los colegas de la mazmorra, ni de los ministros gorditos. Es el mundo, que no ha parado ni un momento.

TE PUEDE INTERESAR