Hay quienes sostienen que los chicharreros han logrado convertir su Carnaval en el mejor del mundo (o casi) porque esperan pacientemente durante el resto del año hasta que al fin Don Carnal le gana la batalla a Doña Cuaresma y, por unos días, liberan sin ambages su alegría por romper con todos los convencionalismos y dejar que la fantasía y ganas de disfrutar de la vida sean lo único que les guíe hasta las últimas consecuencias, sin mayor límite que el respeto por esta fiesta que siempre tuvo a gala ser conocida también por la seguridad y sana convivencia que la preside pese a tanto jolgorio y lo multitudinario de la misma.
Ayer, otra vez, la cabalgata anunció que la diversión ha vuelto a tomar el control de las calles de Santa Cruz de Tenerife, pero además no se trata de una edición cualquiera para un festejo que, hasta durante la dictadura, supo zafarse de quienes se creyeron, ilusos, capaces de reprimir la ilusión de todo un pueblo por una costumbre que se remonta a incluso varios siglos atrás. Sin embargo, tras padecer en 2020 los efectos de una terrible calima durante tan señaladas fechas, fue un virus detectado poco antes en una ciudad de China lo que obligó a suspender durante dos años el Carnaval, una abstinencia que apenas pudo paliarse en junio de 2022 con su inédita y reducida versión.
Al fin llegó ayer de nuevo la fiesta a las calles santacruceras, justo cuando felizmente el nivel de riesgo por la pandemia en cuestión se encuentra en el nivel más bajo de los previstos para toda Canarias, y hasta medidas de protección frente a la Covid como, por ejemplo, la obligatoriedad del uso de mascarillas ha sido desterrada en el transporte público.
Por ello, la de ayer no fue una Cabalgata cualquiera, pero es que esta edición de 2023 ya ha mostrado otras señales de que será muy especial. Sin ir más lejos, hace mucho tiempo (pero mucho, mucho…) que la Gala de la Reina no concita tan generalizada aprobación entre los chicharreros como la del pasado miércoles, aunque lamentablemente tampoco se olvidará fácilmente el dolor que unió todavía más a los carnavaleros santacruceros con los de Las Palmas de Gran Canaria por la tragedia vivida en un acto celebrado en el cine Víctor, donde inesperadamente falleció Arturo García, murguero de Nietos de Sarymánchez.
También está muy reciente la conmoción que ha supuesto en todo el Archipiélago la irreparable pérdida de Manolo Vieira, uno de sus hijos que, sin duda, mejor ha logrado unir a los canarios sin importar de qué Isla sea gracias a ese remedio infalible que es la risa.
Al fin, ha vuelto el Carnaval a las calles de Santa Cruz. Que lo disfruten.