La Orquesta Sinfónica de Tenerife ofrece este viernes (19.30 horas) un nuevo concierto de su temporada. Con un programa en el que figuran obras tan conocidas como Preludio a la siesta de un fauno, de Claude Debussy, y Cuadros de una exposición, de Modest Músorgski, en la orquestación de Maurice Ravel, el concierto en el Auditorio de Tenerife incluye además Gnarly Buttons, de John Adams (Massachusetts, Estados Unidos, 1947). Será la primera ocasión en que la orquesta, dirigida -también por primera vez- por el estadounidense Joseph Swensen, aborde esta partitura. Para ello, contará como invitado con el clarinetista orotavense Maximiliano Martín, un intérprete que salió hace más de 25 años de la Isla y hoy integra la Scottish Chamber Orchestra, además de desarrollar una sólida carrera como solista.
-Este viernes interpreta junto a la Sinfónica de Tenerife ‘Gnarly Buttons’, una obra que la orquesta estrena en su repertorio. ¿Cómo definiría esta partitura de John Adams?
“Sí, supone un estreno para la Orquesta Sinfónica de Tenerife y, de hecho, es una obra que no se interpreta demasiado. Y es una pena, porque John Adams [Estados Unidos, 1947] es ya un verdadero clásico. Compuso Gnarly Buttons en 1996 y hasta ahora no es frecuente escucharla. Yo diría que son unas partituras muy personales, en las que se aprecian influencias de la música folclórica, de melodías que él conoce desde la infancia, también con influencias de Mozart, de Benny Goodman, del tiempo en el que tocaba junto a su padre en una banda de música y, asimismo, de la propia muerte de su progenitor por alzhéimer”.
-Actuar en la Isla, con la orquesta que la representa, ¿tiene más de responsabilidad añadida o de satisfacción por reencontrarse con un público y con músicos que conoce bien?
“Es una mezcla de todo. Siempre es una responsabilidad, un desafío, mayor, porque vas a tocar frente a la gente que te ha visto crecer. A la vez, para mí representa una enorme satisfacción el poder colaborar con una gran orquesta como esta, que además he estado escuchando desde que era muy pequeño”.
“Un proyecto cercano es grabar ‘Gnarly Buttons’ en 2024; un sueño, tocar como solista en la Musikverein de Viena”
-¿Cómo fue ese momento en el que decidió salir de Tenerife para continuar desarrollando su carrera artística?
“Lo recuerdo muy bien. Estaba de profesor en La Orotava y obtuve una beca para ir a estudiar a Londres, al Royal College of Music. No me lo pensé ni un instante. Al principio sentía muchos nervios por todo lo que se avecinaba, cambiar de país…, de idioma…, buscar un dinero extra para poder mantenerme allí… Quiero mucho a mi isla, pero estaba convencido de que necesitaba salir y ampliar mis conocimientos. No solo como músico, sino también en general, como persona”.
-¿Cómo está siendo esta experiencia, en la que, por ejemplo y entre otros desempeños, es músico de la Scottish Chamber Orchestra? ¿Qué aprende cada día Maximiliano Martín?
“Aprendo muchas cosas. Llevo ya casi 26 años fuera de Canarias y cada día es toda una experiencia. Ahora soy padre, de modo que todo va cambiando y las responsabilidades son otras. Lo más importante para mí es continuar mejorando, seguir estudiando, intentar ser mejor músico, ser mejor persona… Sobre todo, trato de ser feliz con lo que hago. Creo que ahí está la clave en cualquier trabajo”.
-¿Resulta hoy tan necesario emigrar para un intérprete tinerfeño como lo fue para usted?
“El otro día hablaba con una persona que nació en Nueva York y me decía que también tomó la decisión de emigrar. Salir está bien: te relacionas con otras personas, con otras culturas, contemplas otras formas de ver la música, aprendes nuevos idiomas… Todo eso te enriquece. Aunque, obviamente, ahora mismo todo lo que Tenerife te puede proporcionar no te lo podía ofrecer hace 25 años. No era tan cosmopolita, no era tan internacional. De cualquier modo, acudir a otros lugares siempre va a estar bien. Hayas nacido donde hayas nacido”.
“Llevo casi 26 años fuera de Canarias y cada día es toda una experiencia; trato de ser feliz con lo que hago”
-¿Es muy diferente abordar una obra dentro de la orquesta a hacerlo como solista?
“Sí. No tiene nada que ver. Dentro de una orquesta te sientes mucho más arropado, tu parte, que siempre es importante, no cobra tanto protagonismo. Cuando eres solista, mucha más responsabilidad recae sobre ti. Es otra manera de enfocar la interpretación, pero ninguna de las dos deja de tener complejidad”.
-¿Qué proyectos encara a medio y largo plazo y cuáles son aún un sueño, pero le gustaría afrontar algún día?
“Un proyecto que tengo es, precisamente, grabar el próximo año Gnarly Buttons en Escocia. También tengo previsto interpretarla en 2023 en otros dos conciertos. Como decía, es una obra que casi nadie toca, que está poco grabada, y me gustaría, por decirlo así, ponerle mi sello, dentro de un programa dedicado a la música norteamericana. Entre los sueños, quizás actuar como solista en la Musikverein de Viena. Ya lo he hecho con orquesta, pero nunca en solitario. Es un templo de la música clásica y me encantaría”.