Mi admirado, mi querido Elfidio Alonso va a recibir un homenaje en el Teatro Leal. Tres espectáculos artísticos, seguro que con alguna que otra sorpresa. Incluye la actuación, por supuesto, del grupo que Elfidio y otros fundaron y que Elfidio preside y presidirá. Sesenta años dedicado al rescate del folklore, a la búsqueda de un nuevo diseño para la música hecha en Canarias. Y en Hispanoamérica. Un hombre cultísimo, que ejerció el periodismo en sus variadas facetas: cronista de baloncesto, especialista en política internacional, articulista de tantos episodios cotidianos. Elfidio es una institución, como lo fue su padre, a quien tuve el honor de conocer y tratar. Un médico que nunca fue médico y siempre fue periodista y hasta director del ABC republicano; igual que Elfidio, su hijo, un abogado que nunca fue abogado y sí periodista de prestigio y folklorista fundamental en la historia de la música hecha en Canarias. Dan fe de ello más de cien discos grabados por los de Sabanda, sin contar las innumerables ediciones piratas lanzadas sobre todo en Latinoamérica. Mi favorito es “A la luz de la luna”, los boleros más bellos que se han tocado y cantado jamás. Lo grabaron en 1990. Y tuve el honor de presentar otro disco del grupo, en El Corte Inglés, no me acuerdo en qué fecha. Mi amigo Elfidio recibe un homenaje en el Leal, en su Laguna tan eterna como llena de bruma, de frío y de calidez humana y de tantos personajes inolvidables. Cuando viajé con Elfidio a Escocia, donde lo pasamos pipa, de vez en cuando, cuanto más subíamos hasta Edimburgo, Elfidio decía: “Y cada vez más lejos de casa de Pepe el Gago”. En Roma vimos pelear al Tete contra la Lazio y nos colamos en el palco de honor, del que nos echaron. Y en Madrid asistí a un concierto de Los Sabandeños inolvidable. Un abrazo, amigo.