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Guillermo

He sentido mucho la muerte de mi compañero Guillermo García-Alcalde. Las inevitables rivalidades antiguas nos pusieron alguna vez enfrente, pero Guillermo era caballeroso, gran periodista y un músico enorme. Un asturiano de nacimiento comprometido con Canarias y más con Gran Canaria. Un periodista que dirigió con acierto La Provincia, compitió con los demás rotativos por su tierra y fue un hombre cabal, un excelente padre de familia y un profesional combativo cuando las circunstancias lo requirieron. Tuvimos una anécdota en común, que incluí en mis Memorias ligeras. En cierta ocasión nos invitó a ambos Muammar El Ghadafi para visitar Libia. Guillermo rechazó la invitación y yo la acepté pero, una vez en Madrid, fui a la Embajada a recoger el pasaje y vi que sólo lo habían expedido de ida, vía Roma. Traduje al árabe mi pasaporte y me alojé en el Palace. Salía al día siguiente, con Alitalia. Esa noche me hice muchas preguntas y concluí que le iba a hacer caso a Guillermo. No tomé el avión, devolví el billete por correo y regresé a la isla. Años más tarde, Antonio Cubillo, con quien mantuve una excelente relación, me dijo: “Hicieron bien en no viajar: era una encerrona que organicé yo”. Nunca le conté esto a Guillermo, que acaba de fallecer en Las Palmas, a los 82 años. He visto en Televisión Canaria una excelente entrevista con el compañero fallecido, un relato perfecto de su vida y algunas opiniones, como las de Jerónimo Saavedra y Lorenzo Olarte, muy certeras sobre su persona. Con Guillermo desaparece un periodista curtido, culto, que estudió Derecho por imposición paterna y Música por propia convicción. Y Periodismo -se doctoró en esta disciplina- por verdadera vocación. El lunes fue un día triste para esta profesión tan complicada, tan apasionante y tan contradictoria. Descanse en paz un gran profesional y un enorme gestor de periódicos.

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