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La paz social en España durante el 1 de mayo contrasta con la violencia desatada en Francia

Mientras los acuerdos del Gobierno central con los agentes sociales permiten un Primero de Mayo con ambiente festivo, las imposiciones de Macron hacen arder París entre brutales incidentes callejeros

Basta con revisar la ingente cantidad de información que los medios de comunicación de ambos países dedican a cubrir los actos relacionado con el Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, para comprender que, mientras en España los acuerdos alcanzados entre el Gobierno y los principales agentes sociales (patronal y sindicatos) han dado paso a una jornada tan reivindicativa como festiva, las imposiciones sin diálogo llevadas a cabo por el Ejecutivo francés se tradujeron ayer en una terrible cascada de violentos incidentes por el choque brutal entre manifestantes y policías. Mientras ardía París, Madrid era un remanso de paz.

No es que, precisamente, anden los trabajadores españoles faltos de motivos para manifestarse en las calles por carencias más que notables que siguen padeciendo y que se resumen perfectamente en el atinado lema que presidió ayer el 1 de Mayo: “Subir salarios, bajar precios, repartir beneficios”. Asuntos por resolver que encabezaron nada menos que 73 marchas de protesta repartidas por todo el país sin que conste, pese a todo, que ello se tradujera en incidentes relevantes.

Más bien, todo lo contrario, y qué mejor ejemplo el ofrecido en hasta cinco emplazamientos de Canarias, donde el afán reivindicativo de los asistentes no fue óbice en absoluto para que se desarrollaran con una tranquilidad tal que las familias podían contemplar su paso sin riesgo alguno para la integridad de las mismas.

Es más, no faltó cierta dosis de humor e ingenio entre algunos de los que desfilaron, usando la poderosa herramienta lúdica para visibilizar aún más el motivo de sus quejas.

La antítesis de lo descrito se contempló bien cerca de España, como es Francia, donde su presidente, Enmanuel Macron, optó por la imposición en detrimento del diálogo para decidir sobre la vida de los trabajadores en una tema tan relevante para los mismos como son las condiciones para su jubilación.

El resultado de esa falta de capacidad para alcanzar un acuerdo, al menos por lo que respecta al día de ayer, fue una jornada de violencia callejera especialmente grave en determinadas zonas de grandes ciudades como París, Lyon y Nantes, y balance inicial pasa por, al menos, 291 detenidos por todo el país y más de 100 policías heridos, de los que 19 tuvieron que ser hospitalizados, según el Ministerio de Interior galo, a la espera de que fuentes independientes desvelen los heridos entre los manifestantes y unos daños materiales de los que ya se puede asegurar que han sido cuantiosos.

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