Estimado o estimada colega: en el momento en que escribo estas palabras aún no se ha hecho público quién será la persona encargada de dirigir las políticas ambientales en los próximos años en Canarias, pero sea quien sea usted le escribo con la intención de mostrarle públicamente mi preocupación por la mayor crisis a la que se ha enfrentado Canarias (y el conjunto de nuestro planeta) y sobre la que tendrá que tomar importantes decisiones. Espero que coincida conmigo en que en el panorama actual resulta innegable la necesidad urgente de abordar el cambio climático y garantizar un futuro sostenible para las próximas generaciones. Para lograrlo, ya no es suficiente la concienciación y el voluntarismo. No nos queda tiempo.
Resulta imprescindible contar con la fuerza de una ley que establezca acciones concretas y efectivas en la lucha contra este desafío global y que permita avanzar lo más rápido posible con actuaciones reales y visibles para la ciudadanía, pero también de las empresas y administraciones.
El primer paso para evitar el peor de los escenarios no puede ser otro que reconocer que el cambio climático ya es una realidad y que vienen años realmente complicados que ponen en seria duda la continuidad de la humanidad y de nuestro planeta tal y como lo conocemos si no se toman medidas inminentes. Este fenómeno no es ajeno a Canarias, donde buena parte de nuestras costas y de nuestra biodiversidad pueden desaparecer en los próximos 50 años si la temperatura sigue ascendiendo al ritmo actual.
Durante demasiado tiempo hemos estado consumiendo recursos con una velocidad insostenible y generando una huella ecológica que supera con creces la capacidad de regeneración de la Tierra. Por eso, es imperativo cambiar nuestro enfoque hacia un consumo responsable y sostenible, evitando comprometer el bienestar de las generaciones futuras de Canarias, en particular, y de nuestro planeta en general.
En lugar de enfocarnos en que un cambio de modelo causaría un decrecimiento económico, resulta necesario adoptar un enfoque de poscrecimiento. Esto implica modificar nuestra forma de desarrollo para evitar la sobreexplotación de los recursos naturales y concebir la economía del bien común como el mejor ejemplo de este enfoque, en donde no solo se considere el PIB como factor clave, sino también aspectos sociales, ambientales y económicos, sin menoscabar ninguno de ellos.
Dicho de otra manera, evaluar nuestro éxito más allá de indicadores puramente económicos y tener en cuenta el impacto social y ambiental de nuestras decisiones.
Supongo que estará de acuerdo conmigo en que la acción climática tampoco puede aumentar las brechas sociales existentes, sino que debe promover una transición justa y para ello es fundamental corregir las debilidades de las políticas climáticas actuales y garantizar que todas las personas tengan acceso a oportunidades equitativas durante este proceso de transformación.
En este sentido, la implementación de un marco normativo sólido es crucial y la Ley Canaria de Cambio Climático es el mejor posible que tenemos en nuestra tierra, ya que aborda tanto la mitigación como la adaptación mediante la adopción de medidas potentes. Esta ley no solo no representa un freno a nuestro desarrollo, sino que es la mejor (y quizás única) herramienta que tenemos en Canarias para enfrentar los desafíos climáticos en todas las áreas y niveles con las máximas garantías económicas, ambientales y sociales.
Además, a nadie se le escapa que es imprescindible avanzar hacia una transición energética que reduzca nuestra dependencia de los combustibles fósiles y promueva el uso de fuentes de energía renovable y sostenible. Pensar que se puede seguir como hasta ahora o hacer cambios poco significativos, intermedios (como es el caso de gas), o que ralenticen de cualquier forma la expansión de las renovables es ignorar la magnitud del problema y comprometer seriamente el futuro.
En Europa, gobiernos de todas las ideologías y colores ya se han dado cuenta de esto y no solo han cambiado el sentido de sus políticas ambientales y energéticas a marchas forzadas en los últimos tiempos, sino que, incluso, han adelantado todos los plazos de forma abrupta para tratar de mitigar la debacle que la guerra de Ucrania puso de manifiesto. La ciudadanía ha elegido un cambio de gobierno en Canarias y es nuestra obligación respetarlo y contribuir para conseguir todo lo mejor para nuestras islas, pero eso no puede significar desandar el camino andado y tengo que advertirle de forma contundente que una modificación de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética de Canarias- o simplemente ignorar su puesta en marcha tal y como se ha previsto- supondrá el mayor paso atrás dado jamás en la historia reciente de nuestra tierra.
Canarias hoy está a la vanguardia de Europa y de buena parte del mundo estableciendo la descarbonización en 2040. Tirar por la borda los estudios y acciones que establece la ley para lograrlo es dejar sin efecto nuestra mejor baza para tratar de frenar la mayor crisis a la que nos enfrentamos.
Consejero o consejera, la sensibilización, la responsabilidad y la colaboración de todos los actores sociales son fundamentales para abordar este desafío global que no distingue a nadie, viva donde viva y sea quien sea, pero el papel de los representantes públicos resulta esencial para afrontar de una vez el problema que ya se conoce sobradamente.
Volver al punto de partida o directamente cambiar de camino en este momento, lo único que hará será alejarnos aún más del futuro que todos y todas queremos y que no es otro que dejar nuestro planeta de la mejor manera posible para los que nos sucedan.
Créame, la responsabilidad que asume es enorme. Se puede decir sin riesgo a faltar a la verdad que de muchas de sus decisiones dependerá la vida de los canarios y canarias de ahora y del futuro y, aunque nunca se puede satisfacer a todo el mundo (y menos en política), le invito a que a la hora de tomarlas nunca pierda de vista a los que ahora estamos aquí y, especialmente, a las generaciones venideras. Le garantizo que si lo hace podrá rendir cuentas con la historia sintiéndose orgulloso de haber sido un auténtico servidor público.
Le deseo mucha suerte y quedo a su disposición
*Consejero de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial de la X Legislatura del Gobierno de Canarias