Están los puretas que no paran de procrear y vuelven a ser padres Robert de Niro (79) y Al Pacino, que a sus 83 años ha embarazado a su pareja, Noor Alfallah. Pacino, fallar, lo que se dice fallar, no ha fallado. A la vista del descenso de la natalidad y de las reticencias de los jóvenes a ser padres, los dos ancianeitors han agarrado muy fuerte la antorcha olímpica y se han puesto a la faena, con lo que cobran más actualidad no sólo los nasciturus (el ser humano desde su concepción hasta su nacimiento), sino también los ya nacidos (porque ignoro si ellas han parido o van a parir). Y la tercera edad, armada de valor, asume los maravillosos momentos, en estos casos citados, de la paternidad. Y con parejas muy jóvenes porque Noor, la de Pacino, tiene 29 añitos y la esposa de De Niro, una edad parecida. Oiga, que suenen los cascabeles, las castañuelas y las campanas porque un servidor, a la provecta edad de 75 años, no se pondría ahora a la faena, no por falta de ganas sino de fuerzas, que nunca es bueno confundir el deseo con la triste realidad. La noticia de ambos acontecimientos trasciende las alfombras rojas y he buscado y hallado, no sin nostalgia, una foto de mi admirado coronel Frank Slade, bailando el tango Por una cabeza con una espléndida joven, Donna, en aquel lujoso salón con orquesta. O sea, Al Pacino. Bueno, pues a falta de acontecimientos relevantes, siempre alejados de la política, me he decidido hoy por el asunto de los natalicios, en vez de soportar en televisión los estertores del sanchismo, que huelen peor que la transformación en verde del increíble Hulk. Yo a lo mío, a admirar eternamente a quienes me alegran la vida, como Pacino y De Niro, que siguen en forma.
