Motor que no se mueve es el título de la nueva propuesta expositiva de la Sala de Arte Contemporáneo (SAC) de Santa Cruz de Tenerife, una reflexión sobre la portabilidad de la obra de arte y la capacidad del objeto artístico de trasladarse y parasitar contextos y espacios. Curada por Miu Horemans y Narelys Hernández, bajo la coordinación de Javier Sicilia, la muestra, conformada por obras de Carla Marzán, Mike Batista, Emma Marting y Agustín Baute, forma parte del proyecto http 301, que busca atender propuestas que puedan beneficiarse de contextualizar y desplazar sus prácticas a lugares alternos.
Para los comisarios de esta iniciativa que podrá visitarse en la SAC desde mañana viernes y hasta el 28 de agosto, “el movimiento, que se ha establecido como un eje fundamental de jerarquización y afección en el escenario contemporáneo, ha supuesto la apertura de posibilidades expositivas alternas no sujetas exclusivamente a lugares de exhibición normativos”.
Sostienen que la era de la portabilidad implicó para la obra de arte, más que una herramienta, una condición en sí misma, “adquiriendo la posibilidad de autoexponerse casi en cualquier lugar y sobrevivir en territorios tanto materiales como inmateriales, explícitos o virtuales, móviles o nómadas, sin aferrarse a estructuras institucionales o arquitectónicas”.
Motor que no se mueve comenzó su itinerario fuera de las instalaciones de la SAC a través de dos exposiciones pop-ups con extensión de un día. La primera parada tuvo lugar en el Teatro Victoria, con la propuesta Entre el jubón negro y el binder blanco, con la intervención de Carla Marzán. We the owned and the incel masters es una pop-up que contó con una exposición itinerante de Mike Batista, a bordo de un vehículo con apertura en Gran Canaria y Tenerife. Ahora estas obras desembocan en la SAC junto a las de Emma Marting y Agustín Baute, que abren debate sobre las tensiones, posturas y recorridos que se generan en torno a la arquitectura de la sala expositiva.