El próximo sábado, primero de julio, España asumirá por quinta vez la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea. La coincidencia con la campaña de las elecciones generales del 23 de julio ha trastocado la agenda de reuniones del Consejo y complicado la ya difícil vida política y administrativa española en pleno proceso de constitución de los parlamentos autonómicos, con los ayuntamientos aún en rodaje y millones de españoles, los funcionarios también, con la cabeza puesta en las vacaciones. Más difícil todavía.
La ceremonia inaugural tendrá lugar en Bruselas y, salvo cambios derivados del proceso electoral en España, los hitos principales de la Presidencia española, además de dos reuniones de Consejo, serán la cumbre con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), en Bruselas el 17 de julio, en el tramo final de la campaña, y otra de líderes europeos en la Alhambra de Granada, en Octubre. El Gobierno ha programado otras 25 reuniones sectoriales sobre distintas materias, una de las cuales, si no hay cambios, tendrá lugar en Las Palmas para tratar asuntos de Salud. La Presidencia del Consejo de la UE pone siempre a prueba la capacidad de organización y trabajo de la Administración del país y en esta ocasión es especialmente importante porque es el último mandato antes de las elecciones al Parlamento Europeo, en la primavera de 2024, y de la renovación posterior de los principales cargos de la UE, esto es la presidencia del Consejo, de la Comisión, del Parlamento y del Alto Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.
Con apoyo de la Secretaría General, que es el órgano administrativo que asegura la continuidad de las tareas y asesora técnica y jurídicamente al Consejo, el Presidente del Gobierno tendrá que dedicar tiempo a promover el consenso entre los socios y a la supervisión de los trabajos necesarios para terminar la negociación de los asuntos que tiene abiertos la Comisión Europea en materia de agenda social, transición ecológica y transformación digital. En la agenda de la Presidencia figura también elaborar una propuesta de pacto para que las empresas multinacionales estén sujetas a una tributación mínima en todos los países de la UE, otro sobre inmigración y asilo y pilotar la regulación sobre inteligencia artificial, ahora en trámite en el Parlamento Europeo, para elaborar un reglamento que, sin perjuicio de la innovación, proteja los derechos fundamentales de las personas. Pese a las declaraciones oficiales de Bruselas y Madrid, resulta evidente que la celebración de elecciones afectará a los trabajos del Consejo durante todo el semestre y de manera especial a la agenda del presidente del Gobierno, que durante un tiempo deberá atender simultáneamente sus obligaciones de jefe del Gobierno de España, de candidato electoral y líder su partido y las de presidente del Consejo, todo ello bajo la atenta mirada de la UE, interesada en que los trabajos del Consejo no se detengan, y de la oposición en España, que tiene puesta la lupa en todos los movimientos de Sánchez para escrutar de manera puntillosa si utiliza su condición de presidente del Consejo de la UE para ganar ventaja en la carrera electoral. El primer cambio producido por la convocatoria electoral se vio de inmediato cuando el Parlamento Europeo aplazó a septiembre la comparecencia que Pedro Sánchez tenía en la agenda para quince días antes de empezar su mandato del Consejo y ya en precampaña. No es la primera vez que un país preside el Consejo de la UE coincidiendo con un proceso electoral interno (Francia lo hizo el año pasado), pero no recuerdo que se haya aplazado la habitual comparecencia programática en el Parlamento.
El resultado de la decisión es un tanto estrambótico porque, exactamente un mes y medio después de haberlas puesto en práctica, el presidente del Consejo de la UE dará a conocer a la Eurocámara las prioridades de su mandato, justo en los días previstos para la investidura del presidente del Gobierno salido de las urnas en España. La segunda parte de la Presidencia de la UE es impredecible y depende del resultado electoral. Diré como colofón que pocos países como España pueden hacer frente con éxito al reto planteado. Somos imbatibles en agilidad y capacidad de improvisación. En enero próximo sabremos si España, con Sánchez y quien sabe si con otro Presidente, ha podido con el reto de simultanear la Presidencia del Consejo de la UE y las elecciones… y no morir en el intento.