Acabo de leer, de un tirón, el libro de Rodrigo Rato. Conclusiones: uno, el engorroso, corrupto y manipulable sistema financiero español; dos, el moribundo y patético sistema judicial de nuestro país; tres, la manipulación asquerosa de la Hacienda Pública por parte de los poderes del Estado. No es un libro para todos, no es un libro de revancha, es un libro justificativo, escrito realmente por Alicia González, la esposa de Rodrigo Rato, que es una periodista brillante. Les deseo a ambos lo mejor y a ustedes que nunca se metan en las refriegas de la envidia. Siempre se dijo que España era un país de pícaros y es verdad, pero lo que de veras triunfa sobre todas las cosas es la envidia, que aparece cuando menos te lo esperas; y quienes la ejercen contra ti -dependiendo de su poder- logran encarcelarte, humillarte, romper tu familia. Se trata de algo terrible. Digo que no es un libro para todos porque es tremendamente técnico, aunque relata con minuciosa precisión lo que ha ocurrido en España desde que en 2008 se vino el mundo abajo. Rato no sabe escribir -yo corregí un prólogo suyo en cierta ocasión y no daba una-, pero es un experto en economía, de los mejores de Europa. Personajes y personajillos de la España derechona lo mandaron a prisión, igual que la izquierdona envió a la mazmorra a otros que le molestaban. Esto no es un tema ideológico, sino una crónica de la maldad de los seres humanos, del caos de la justicia y del odio que destila su administración en ocasiones. El relato del ex vicepresidente del Gobierno me ha hecho pensar en qué nos puede pasar, un día cualquiera, cuando nos levantemos de la cama y estemos desayunando en casa. Las garantías constitucionales en España suponen, en muchas ocasiones, una entelequia.