Vanilla es un chimpancé de 28 años, que nació en un laboratorio experimental de primates en los Estados Unidos y que nunca había visto el cielo. Después de pasar siete años entre paredes, sin luz natural, fue liberado por la organización Save the Chimps y el video que refleja el preciso instante de su puesta en libertad ha emocionado a millones de personas en todo el mundo. Al primero que se encontró, tras penetrar en el campo que la organización mantiene para alojar a los primates liberados, fue a un colega, que le abrazó. Luego miró al cielo y abrió su boca de puro asombro y se perdió entre el verde del recinto, incluso pasa con indiferencia ante otros dos chimpancés que pasean juntos. Save the Chimps mantiene en su refugio de Florida hasta 225 primates. Tras mirar a un cielo que no había visto nunca, Vanilla abrió mucho sus ojos. Y sonrió serenamente. Como si el paraíso en el que va a vivir a partir de ahora se lo hubiera imaginado en sueños. Si les digo la verdad, me emocioné cuando vi el video que han colgado en la Internet, supongo que los responsables de Save the Chimps. En los Estados Unidos ha sido todo un suceso el visionado de estas imágenes, que están dando la vuelta al mundo. Proteger a los animales es nuestra obligación, garantizar sus derechos es también labor esencial del hombre y evitar los abusos contra ellos tiene que estar entre las prioridades de los seres más favorecidos, que somos los humanos, en tantas ocasiones tan poco civilizados. La historia de Vanilla tiene un final feliz, porque ahora podrá vivir libre, en un parque en el que tiene todo lo que necesita. Posiblemente será difícil reintegrarlo a un medio natural que no ha conocido y, por tanto, no domina.