después del paréntesis

Las elecciones

En estas fechas de todos conocidas, los audaces políticos se dan cita ante los medios y los clientes porque habrá elecciones. Algún audaz analista repara el juego de las desproporciones. Pongamos las dos principales: Sánchez y Feijóo. Así, para los que se abastecen con el cambio, la cumbre explícita PP y Vox ya (sin votos contados) tiene mayoría absoluta. Sobre el otro sector ilustrado, el CIS, aún hay juego. Y en esa trama se mueven sin aducir que para el caso lo que prima es el rigor y el fundamento, la calidad de eso a lo que se dedican, la acción política. Un ex presidente, Rodríguez Zapatero, se decide en campaña; gloria para el partido. Y la derecha cuestiona las palabras que no caben en su diccionario por tal acto, pues fue uno de los presidentes más dignos, audaces, consecuentes y responsables de la democracia española. Porque ese sector sustancia una sola condición en su iniciativa: ganar. De ahí que en la estrategia quepa toda sustancia por más rastrera que esta sea. Por ejemplo, las mentiras: el PP siempre revalorizó las pensiones con el IPC, se cerró el expediente Pegasso no por Israel sino porque lo cerró Sánchez, se aduce la malformación del gobierno legítimo de España porque usó en la legislatura los votos de partidos independentistas legítimamente constituidos y con iniciativa parlamentaria (Bildu, ERC…) cuando el PSOE no gobierna con ninguno de ellos, frente a lo que hace el PP en comunidades y ayuntamientos con la ultraderecha o se vuelve sobre ETA como bastión. De donde para ellos no hay demora para el bien patrio (frente a los otros) cuando Vox pretende ilegalizar partidos, cargarse las autonomías por la centralidad franquista o poner piedras contra la igualdad, las asociaciones que reparan la inmigración o los colectivos LGTBIQ+. De lo cual se deduce no solo una arbitrariedad irrazonable sino una incondicionalidad que las pasadas elecciones locales elevaron a categoría y las encuestas parecen confirmar. ¿A qué se agarra la derecha y la ultraderecha? A que la vía dilecta de su acción no es hacer frente a la calidad de la democracia sino arrasar cueste lo que cueste. De manera que es posible que el gobierno con más medidas sociales de la historia, una economía satisfecha y planes para el futuro sea disuelto frente a quienes lo debieran proteger. Queda el recuento. Y consolidación o pasos hacia atrás, atrancar la historia y los logros comunales e individuales que se resisten. Eso seremos por voto, eso somos.

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