Ni con melatonina. Me ha dado por no dormir y me paso la noche en vela, escuchando música, leyendo o viendo una película. La última, Focus, de Will Smith. Entretenida. Y, además, sueño mucho. El otro día soñé que estaba en la cama con una tía buenísima, que lo más curioso es que existió en la realidad remota y a la que no veo hace muchos años. No, no hubo sexo (por razones obvias en mi contra), pero sí mucha charla y mucho recuerdo de ciertas aventuras. Ya saben ustedes que en mis memorias, cuya segunda edición aparecerá en el mes de agosto en las librerías, según me informa el editor Antonio Salazar -a quien he cedido los derechos-, no hablo de asuntos personales sino de las aventuras profesionales vividas a lo largo de 53 años. Pero el relato periodístico de los sueños es otra cosa, ahí sí que puedo explayarme, con las debidas cautelas necesarias para pasar la censura, que en mi caso existe porque hay quien opina que soy un lanzado. Lo considero correcto. Cuando veo la librería llena de tomos con mis artículos ordenados por fechas no puedo menos que asombrarme de la cantidad de contenido periodístico cuyo destino es incierto porque no creo que mis hijas tengan dónde meterlos. Ya saben que la Cultura de mi pueblo perdió la colección -única- de Canarias Confidencial que doné al Ayuntamiento y que significaba más de 25 años de historia política de las islas. Los responsables deberían estar detenidos. Pues ahora, como he dicho al comenzar esto, me ha dado por no dormir o por tener breves sueños de cama con viejas amigas a las que, por lo visto, es difícil que las abandonen mis recuerdos. Curioso: siempre aparece la ciudad de Sevilla, en donde viví dos años libertinos y divertidos. Y alguna más.