incendio en tenerife

Cuando no te puedes llevar lo único que importa

Los vecinos de Ravelo vivieron en la madrugada del domingo un desalojo urgente ante la cercanía de un fuego que les obligó a salir a toda prisa del centro del pueblo

La sensación de urgencia se impone. El viento, el humo, el aviso por megafonía. “Guardia Civil, orden de desalojo por riesgo alto de incendio. Abandonen sus casas”. El sonido llegaba entrecortado entre las sirenas de los bomberos urbanos, porque si algo aprende un desalojado por fuego es a diferenciar las sirenas. Lo que pasaba era lo suficientemente grave para que no fuera la Brifor la que estaba accediendo al barrio desde la autopista.


La mochila con las mudas, los medicamentos, y los útiles de aseo esperaban sobre una silla, aún así, faltaba coger los cargadores, los documentos de la casa, y cosas como las gafas o algo de abrigo por si acaso. Las mascotas nerviosas sabían que algo pasaba y al ver como sus dueños cogían arneses y correas, el nerviosismo aumentó.


El mensaje de la Guardia Civil seguía repitiéndose en la lejanía junto a la sirena de emergencia, una y otra vez.


Solo unos minutos antes de todo ese angustioso ruido, la protectora de animales Adepac había pedido ayuda por redes para trasladar a casi el centenar de perros que permanecían en el pabellón del IES Sabino Berthelot. El llamamiento surtió efecto y fue de tal magnitud que se llegaron a colapsar las vías de acceso al barrio. Quizá algo más de coordinación hubiera venido bien dado que ni siquiera los vehículos de emergencia hubieran podido pasar en ese momento. Aún así, la operación fue un éxito, y los peludos fueron traslados hasta la parte baja de El Sauzal.


Mientras, seguían llegando imágenes alarmantes a través de las redes. Conocidos, familiares, amigos llamaban preguntando si ya habían desalojado, si ya habían salido de casa. Vecinos que sí tenían la certeza de la evacuación y llamaban para asegurarse de que los más alejados habían oído la orden de abandonar las casas.


Dos coches o uno, pero y ¿si llega el fuego?, mejor llevarse los dos por lo que pueda pasar. Una mascota en cada coche, y salir hasta la carretera con los coches. Última comprobación antes de cerrar la puerta y pasar la llave. No se queda nada importante, solo la casa.


Cierre y al coche. La costumbre lleva a sacar la llave del portón. No. En todos los avisos de estos días han recordado que la casa cerrada, pero los portones abiertos por si los efectivos de seguridad tienen que entrar.


Una vez en el coche, rumbo a casa de algún familiar, en la mayoría de los casos de Ravelo así fue. También hubo quien prefirió arriesgarse, apagar las luces, y esperar en la oscuridad a que todo pasara, si es que pasaba.


La noche, por lo que contaron los efectivos antiincendios al día siguiente fue terrible. Más de un centenar de efectivos peleando cara a cara con el fuego para que no se llevara ninguna casa por delante. La angustia en las redes de los que tuvieron que salir era grande. “¿Se sabe cómo está Ravelo? “, “¿Es verdad que se han quemado casas?”. La lluvia que empezó a caer pasada la una de la madrugada fue recibida como el maná de los dioses.


Esta escena de un desalojo vivido en Ravelo es similar a la de muchos otros que se vivieron en Aguamansa, en Las Llanadas, en Tigaiga, también en Agua García, o en La Esperanza, Arafo y Candelaria antes. Ayer también se reprodujeron escenas similares en Santa Úrsula.
En el caso de Ravelo, ayer, de amanecida, el alcalde, Mariano Pérez, informó en redes sociales de lo acaecido durante la noche. “No ha habido casas afectadas por ahora”. Luego se supo que el fuego se paró a las puertas de las viviendas. De “milagro” lo calificaron los vecinos.


Pero si la noche fue dura, las reactivaciones a lo largo de la jornada de ayer fueron igual de alarmantes. Alguien definió el paso continuo de los helicópteros antincendios como un pequeño Vietnam. Se había reactivado el fuego donde la noche anterior lograron pararlo. Ardían huertas al lado de casas, unas llamas que parecían querer engullirlas. Un ataque intenso y continuado logró parar la primera de las reactivaciones. Hubo tres más, que también fueron fueron frenadas.


La de anoche fue otra más de angustia y ansiedad para los vecinos desalojados en Ravelo, a la espera de noticias tan buenas como la que ayer permitieron que volvieran a casa los vecinos de Candelaria y Arafo, los primeros que tuvieron que pasar por una evacuación. En el lado opuesto, Santa Úrsula, donde el fuego pretendía hacerse fuerte.

Alojados


Aunque la mayoría de los desalojados están en casas de familiares y amigos, siguen siendo cientos las personas que están acogidas en alguno de los puntos habilitados por los ayuntamientos. Ayer, Cruz Roja informaba de que atendía a más de 300 personas en los cuatro albergues provisionales que gestiona la ONG y que cuentan con camas, mantas, kits de higiene y alimentación, con capacidad para más de 500 personas, instalados en los municipios de El Rosario (pabellón de Deportes Leticia Batista- El Chorrillo) y La Orotava (pabellones deportivos Quiquirá, La Perdoma y Los Salesianos).


Pero no solo las personas están siendo atendidas por Cruz Roja también, las mascotas, tantas como personas acogidas.


Además de cubrir las necesidades básicas como alimentación e higiene, la ONG también ha realizado 1.145 llamadas a usuarios y usuarias del servicio de Teleasistencia de las zonas afectadas (Arafo, Candelaria, El Rosario, Santa Úrsula y La Victoria, El Sauzal, Tacoronte, La Matanza, Güímar y La Orotava), con el fin de hacerles un seguimiento, facilitarles recomendaciones de autoprotección y apoyo, y detectar necesidades.


El apoyo psicosocial también está siendo fundamental entre una población que está pasando por uno de los peores momentos de su vida, así como el que presta Cruz Roja a las brigadas de extinción.

Más de 600 caballos, junto a otros animales de granja, han sido evacuados

Las mascotas, de todo tipo y tamaño, también están sufriendo junto a sus propietarios los múltiples desalojos. Entre estos están los caballos, muchos de los cuales se alojaban en distintas estancias a lo largo del norte tinerfeño. Así lo recuerda la Federación Canaria de Hípica, que calcula a día de hoy, y tras más de cinco días de lucha contra el fuego, se han trasladado y reubicado en torno a 600 caballos: más de 300 en la zona de La Orotava y Los Realejos y aproximadamente más de 200 en Tacoronte, El Sauzal y la Victoria.


Desde la federación recuerdan que para poder realojar a este tipo de animales se requiere de un operativo especial que cuente con remolques, jeeps y, también, las cuadras para el alojamiento. Ahora mismo, la federación está trabajando mano a mano con ayuntamientos afectados, centros hípicos y empresas de piensos para visitarlos y que les hagan llegar los productos y el forraje necesarios para el cuidado y mantenimiento de los equinos evacuados.
Además de estos animales, Noemí Carrera, presidenta de la federación, también ha coordinado el traslado de otros animales de granja que se encontraban en fincas próximas a las llamas y que han sido evacuados como vacas, cabras, ovejas, cerdos, gallinas y patos para trasladarlos a un lugar seguro.


Así mismo, la federación no ha querido olvidar el trabajo incansable de personas como Abraham José Domínguez Dóniz, quien ha hecho posible que se haya podido coordinar un enorme grupo de trabajo junto a voluntarios que han dejado a un lado su trabajo y rutina para poder abarcar los diferentes traslados y realojamientos, especialmente los producidos en la zona norte.

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