después del paréntesis

Javier Milei

Las elecciones primarias en Argentina anuncian un nuevo terremoto político en América Latina: ganó Javier Milei. ¿Quién es? Es un hombre de 53 años que nació en Palermo, el barrio de Borges, en Buenos Aires. Pronto acusó su formación universitaria. Es licenciado en económicas, tiene varios másteres a sus espaldas y se ha dedicado a la enseñanza de su ramo en universidades de Argentina y de otros lugares de América. Ha sido jefe y es miembro de algunas de las instituciones financieras más importantes del mundo. Y lo que deja ver su tesón es que es un preclaro ultraderechista. Su enfrentamiento con la izquierda es proverbial, niega el aborto, el cambio climático y las condenas del machismo, entre otros. Así pues consuena la historia del país en el que tal cosa acaece. Argentina acaparaba en América lo que daría con un verdadero proceso pragmático y democrático, como en Europa o EE.UU.. Es un lugar con riquezas manifiestas tanto naturales como programadas, como la carne y los cereales. Ello dio, a principios de siglo XX, para que Argentina fuera la nación más importante del planeta. Se suma a esa conclusión otra importante: por la vía europea, fue uno de los países más cultos del continente. Cito solo cinco figuras esenciales: Sarmiento, Arlt, Borges, Cortázar, Piglia… Pero el proceso naufragó; lo fastidió la intervención derechista del año 1930 y lo sentenció el Peronismo. De donde, en lo social, no existe clase media. Por ejemplo, un ciudadano simple no puede comprar una casa porque los bancos no le dan hipotecas. Tienen que defender dos o tres trabajos para sobrevivir. Cuando viví allí, había dos comidas al día, las más de las veces precarias. En lo político Argentina se convirtió en el centro de la corrupción. En una época debía más o menos la misma cantidad de dólares que los oligarcas se habían llevado al exterior. Hoy sufre unas finanzas lastradas hasta el abismo con una devaluación aplastante. De modo que un ciudadano radical, con discursos públicos férreos e irritados, que no le importa hacer frente a los que lo contradicen e incluso enfrentarse fieramente a los periodistas, un ciudadano con ideas claras propone. Aparte de la ideología dicha, propone tres cosas que son valores para esa comunidad: organizar el Estado menguando la presión administrativa (menos ministerios, cargos…), luchar contra la corrupción y regular (como experto que es) con fundamento los bienes patrios. Los argentinos están hartos de lo que los partidos políticos les han dado. Una voz nueva planea. Es de ultraderechas, sí; también es diferente. Y lo único que parece arreglar el entuerto allí es la disconformidad. ¿Lo alcanzará? Lo sabremos.

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