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“He sufrido discriminación laboral por ser sordo y tener implantes cocleares”

Cristian Castañeda es un joven realejero de 24 años que perdió su audición a causa de una anoxia al nacer
Cristian Castañeda es un joven realejero de 24 años que perdió su audición a causa de una anoxia al nacer

Cristian Castañeda es un joven realejero de 24 años que perdió su audición a causa de una anoxia al nacer. Aunque supuso un giro radical para su entorno, siempre ha contado con el apoyo y la ayuda de su familia. Le han tenido que realizar varias operaciones, colocar implantes, acudir a terapias con logopedas y pedagogas… En la actualidad, tras varios sistemas, tiene instalados dos implantes cocleares de última tecnología. A pesar de las barreras tanto académicas como profesionales a la hora de conseguir trabajo, está cursando el cuarto año del grado universitario en Educación Primaria y, además, trabaja como administrativo en la consulta de Lengua de Signos del Hospital Universitario Hospiten Rambla.

-¿Cuándo empezó su pérdida de audición?
“La presente hipoacusia fue diagnosticada cuando era pequeño, alrededor del año y medio. Familiares cercanos como mis padres o mis abuelos tuvieron sospechas ya que no respondía ni a estímulos auditivos ni a ruidos sonoros. Así se dieron cuenta de que, a la hora de nacer, sufrí una anoxia, se trata de una pérdida de oxigenación del tejido cerebral que se extendió a los conductos auditivos, afectando a mi capacidad de escucha, dejando una secuela de mayor intensidad de por vida”.

-Los implantes son las herramientas que más ayudan a las personas con esta discapacidad. ¿Qué implantes ha tenido a lo largo de su vida y cuál posee en la actualidad?
“A lo largo de mis 24 años he sido beneficiario de varios modelos de implantes cocleares, cada uno de ellos con sus características diferentes entre sí y notables a la hora de la comprensión y/o transmisión de mensajes orales, además de diferenciación de sonidos ambientales. A los 14 meses tuve mi primera intervención quirúrgica en el oído izquierdo en el Hospital Materno Insular de Las Palmas de Gran Canaria y a los 11 años me operaron del oído derecho, cambiando de modelo y de generación de implante coclear, pasando de un dispositivo antiguo a uno muchísimo más moderno como es el Nucleus. Hoy en día tengo dos implantes cocleares del modelo Nucleus 7, la última tecnología”.

-¿Qué evoluciones destaca en el recorrido de los dispositivos cocleares?
“Hoy en día la ciencia, los estudios médicos, las investigaciones han dado pasos gigantescos, pasos que transforman la calidad de vida de las personas sordas, poseedoras de artilugios como los implantes cocleares ya que, bajo propia elección, se dan cuenta de la belleza de los sonidos, la misma que puede ser transmitida por una risa y valoramos hasta el último día de nuestra vida”.

-El entorno en el que se encuentran las personas sordas lo podemos clasificar como uno de los componentes más importantes a la hora de la adaptación. ¿Cuál ha sido el impacto y la implicación de su familia al respecto?
“Como cualquier diagnóstico médico, supone un cambio de 360º, tanto para el paciente como para la familia y su entorno. A pesar de encontrarnos en una sociedad avanzada, aún existe cierto grado de desinformación, pasando primero por la desolación, la duda, el sentimiento de no saber qué hacer, y, sobre todo, de miedo al no contar con los medios que les permita orientarse de acuerdo a las necesidades particulares de la persona con sordera. En mi caso, he tenido la suerte de contar con una figura tan importante como la de mi madre, una mujer incansable, luchadora, tenaz, siempre con una capacidad de adaptación y superación, ansiosa por ver a su hijo sordo crecer tanto en lo personal, académico y laboral; agradezco mucho a la vida por haberme dado una madre como ella”.

-¿Considera que el factor económico afecta para el buen desarrollo y la integración?
“Ha existido un avance increíble en las tecnologías relacionadas con los procesadores auditivos y todas sus variantes aunque, en el plano socioeconómico, aún hay mucho por mejorar. Sobre todo las subvenciones ya que, si queremos que una persona sorda se integre adecuadamente en la sociedad o que sepa ser independiente en situaciones sociales, la familia ha de contar con tres pilares sustanciales: apoyo, información y becas económicas. En mi caso, desde los 14 meses hasta los 18 años he estado acudiendo dos veces por semana a una logopeda, una figura relevante. Además, asistí a sesiones de pedagogía, una profesión que ayuda a cambiar totalmente la vida de una persona sorda ya que nos proporciona medios y para afrontar cualquier dificultad que se nos presente en la vida”.

-¿Cómo influye esta discapacidad a la hora del desarrollo educativo?
“Actualmente, estudio el cuarto año del grado universitario en Educación Primaria y, como persona con discapacidad auditiva, he atravesado por dificultades, frustraciones, inseguridades, desequilibrios emocionales a lo largo de toda mi etapa educativa por un único motivo: desinformación. He estudiado en centros específicos de atención al alumnado con discapacidad auditiva y, bajo mi punto de vista como futuro educador, queda mucho por avanzar en muchos aspectos. Hay aspectos educativos en los que no he tenido una atención temprana o directamente no tienen en cuenta mis necesidades como la figura del intérprete siempre era tardía dificultando la comprensión de los contenidos orales por parte de los docentes”.

-La integración en la vida laboral no siempre es satisfactoria para las personas con limitaciones auditivas. ¿Ha tenido que pasar por momentos complicados a lo largo de su experiencia laboral?
“He tenido la suerte de pasar por varios trabajos, adquiriendo experiencia profesional en distintos ámbitos. Aunque he sufrido alguna que otra discriminación laboral por el hecho de ser sordo o de llevar unos implantes cocleares, he atravesado asimismo por entrevistas laborales y ser rechazado directamente por mi discapacidad, sin dar la oportunidad de conocerme a nivel profesional y demostrar que puedo desempeñar correctamente mis funciones”.

-¿Cuáles considera que son los principales prejuicios que soporta la comunidad sorda?
“Por ejemplo, el mito de que el sordo es mudo cuando la sordera y la mudez son dos diagnósticos totalmente diferentes. Hay personas sordas que pueden hablar, otras personas que se apoyan en la lengua de signos. Además, también se dice que todos los sordos saben leer los labios, siendo esto una habilidad personal compleja que desgraciadamente todos no poseen, dependiendo sobre todo de la educación temprana que una persona sorda pueda recibir”.

-Usted es un chico de 24 años, ¿la discriminación en la gente joven se vive de manera diferente?
“La discriminación más habitual que sufren las personas sordas jóvenes es pensar que los aparatos auditivos resuelven el problema, siendo esto totalmente erróneo ya que existe muchísima diversidad. Otro prejuicio totalmente falso es que las personas con esta discapacidad no pueden conducir; pueden hacerlo, incluso, sin falta de adaptación por parte de la autoescuela”.

-¿Qué considera que falta dentro de la comunidad sorda?
“Considero que el colectivo ya de por sí lucha por una igualdad, por unas condiciones justas y por unas políticas integradoras en muchos aspectos de la sociedad del siglo XXI, unas condiciones que les permita acceder a una educación de calidad, unas condiciones laborales adecuadas, una accesibilidad a la información general y global, y, sin olvidarnos de lo más importante, derribar cualquier discriminación por no tener la misma o una buena capacidad de comprensión, de asimilación y de interiorización del mensaje auditivo”.

-Nos encontramos en la Semana Internacional de las Personas Sordas. ¿Qué reivindican dentro de esta semana?
“Esta semana defiende una única premisa: promover la inclusión de las personas sordas en todas sus variantes. Asimismo, esta semana internacional fomenta a que las personas de la sociedad se conciencien sobre la realidad que vivimos los sordos y de la importancia que tiene la detección temprana”.

-La consulta de Lengua de Signos Española de Hospiten Rambla consiguió el Premio Dircom Ramón del Corral en la categoría de Compromiso Social. ¿En qué consiste la consulta y cuánto de importante cree que es?
“La consulta en LSE ( Lengua de Signos Española) de Hospiten Rambla se creó con el objetivo de eliminar cualquier barrera comunicativa y de atender al paciente sordo en su propia lengua, creándose por primera vez la atención sanitaria donde la lengua de signos es una lengua vehicular primaria. Este servicio es otorgado por un equipo de profesionales sordos competentes en Lengua de Signos Española, por la doctora Castro, la auxiliar de enfermería Toni, el enfermero Miguel y yo como administrativo, y supervisado por el Departamento de Diagnóstico y Terapéutica Endoluminal (CDyTE)”.

-¿Qué opina de este proyecto y qué significa para ustedes el haber ganado el premio?
“El presente proyecto supone un cambio en lo que a atención primaria nos referimos, gracias a esta consulta los pacientes sordos tienen un diagnóstico, un tratamiento y un seguimiento fiable. Además se respeta y se promueve el derecho a la intimidad del paciente, no necesitando ninguna figura acompañante, intentando mejorar la calidad de vida y el manejo sanitario.

-¿Qué falta y qué sobra dentro de la comunidad sorda?
“Teniendo en cuenta la experiencia y vivencia de las personas sordas pertenecientes a la comunidad, me he percatado de que es necesario crear un movimiento más activo, participativo y colaborativo entre estos con el fin de reclamar por sus derechos, por su calidad de vida y, por supuesto, por su participación en la sociedad que le rodea ya que, sin ánimos de generalizar, actúan en secreto, a veces no se quieren ver involucrados en nada por miedo al qué dirán”.

-Según su punto de vista como usuario, ¿qué importancia tiene la lengua de signos como lengua vehicular?
“La lengua de signos puede ser un puente, un canal de comunicación para las personas oyentes, les permite comunicarse con las personas sordas y, por consiguiente, entender mejor la cultura, la identidad, la manera de socializarse de dichas personas. El aprendizaje y el uso de una lengua como esta implica beneficios positivos para quien aprende y para quien lo habla, y para las personas sordas, el hecho de comunicarse fluidamente facilita mucho su vida, su día a día, facilitando la inclusión de las personas sordas en la comunidad”.

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