tribuna

Estamos en eso

Sin reconciliación y sin proyecto de futuro común no hay amnistía que valga. Tiene sentido cuando liquida una dictadura y permite partir de cero sin rémora para construir una democracia”. Esto dice José Ángel Rojo en El País, y en nada se parece a lo que exige Puigdemont para después sentarse a hablar de otras cosas. Partir de cero quiere decir que el procés no existió, y que todos se conjuran para que no se reinicie. Pero este no es el caso. Se trata de reconocer el error de una de las partes al rechazar unos hechos a todas luces ilegales, y convertir en víctimas de una represión judicial a los que transgredieron las leyes. De esto fue acusado el juez Llarena, al que pusieron después a los pies de los caballos. Así la justicia española se ha dividido en progresistas y represores, buenos y malos para no perder la costumbre, mientras se presume de la independencia del poder judicial.

La amnistía debería empezar por los propios jueces. Quiero decir, esa reconciliación y proyecto común al que se refiere José Ángel Rojo, porque nada tiene que ver con ese concepto si surge del enfrentamiento entre dos facciones del mismo tribunal. Luego me dirán que no se trata de eso, sino de buscar una palabra que equivalga al término que Puigdemont pone sobre la mesa. Le den la vuelta que le den, y le busquen el encaje que le busquen, las cosas serán así a pesar de que las llamen de otra manera. A veces me muestro ingenuo y al leer el artículo de El País pienso que han recapacitado y se han puesto al lado de las tesis de Alfonso Guerra y Felipe González; pero no, porque me doy cuenta de que están abonando el terreno para hacer un cambio de nombre y desterrar a la palabra amnistía para convertirla en otra cosa que signifique lo mismo y deje sin efecto el clamor escandaloso de la opinión pública. Aquí no cambia nada y seguimos con el timo de la estampita y del toco mocho, que es la especialidad de la casa. Lo que se pretende es que el sheriff ponga en libertad a Billy el Niño y le devuelva las pistolas para que siga matando. Y como no se atreve a hacerlo en persona, se apoya en sus señorías que están ansiosas aguardando a que les envía el asunto para resolverlo favorablemente. Al fin y al cabo es el sheriff el que las pone ahí. La amnistía de 1977 fue una ley de punto final. Esta de ahora es de punto y seguido. Lo que viene detrás es volver a lo mismo, inaugurando, a ser posible, una etapa en la que la Constitución no se toca sino que se reinterpreta, como si la gente creyera que la Novena de Beethoven puede ser tocada igual por la Filarmónica de Viena que por la Banda de Agaete. Todavía no es el tiempo de ir a por ella, pero todo se andará. El rey estaba ayer rodeado de jueces callados.

Las alas de un cuervo podrían haberse mimetizado con un ambiente tan tétrico. Un cuervo, como el de Edgard Allan Poe, que viniera a decir nunca más, pero no lo dice, porque barrunta tiempos de cambios y hace pensar que a los que allí se sientan les quedan dos telediarios. Hoy el presidente ha cogido el Covid y no va al G20. Mejor así. Tendría que ponerse delante de un micrófono para satisfacer la curiosidad de la prensa internacional. Por ahora se guarda bien y está inédito, haciendo hablar a sus ministros y permitiendo que las negociaciones las lleve Yolanda, sin llevarlas. Ha ido a Bruselas solo a lucir un modelito y de paso besar a Comín. Nada va a parar la que se nos viene encima. Ni los jueces, ni Felipe ni Alfonso, dos jarrones chinos que representan el desfase generacional, ni el papa, creo que este el que menos, ni las manifestaciones, ni Europa, ni Dios que baje del cielo, porque lo que ocurra ya está escrito en una biblia de cabecera llamada Manual de Resistencia. Al menos yo, conociendo a los actores que están sobre el escenario, no tengo esperanzas de que esto vaya a cambiar. Esta misa está dicha. No sé por qué me recuerda a Ricardo III, pero al revés. Tras el desastre del 28 M pidió un caballo y se lo dieron el 23 J. Después de eso no creo que lo vayan a descabalgar tan fácilmente. Habrá amnistía, referéndum y todo lo que pida Puigdemont. Ténganlo por seguro.

TE PUEDE INTERESAR