Hoy publica El País su sondeo de septiembre, realizado por 40dB, que va destinado fundamentalmente a qué tipo de pacto prefieren los españoles para una investidura. Ni que decir tiene que el resultado apunta mayoritariamente a una reproducción de un Frankenstein, con mayores exigencias que el anterior, donde sobrevuela la tesis de la plurinacionalidad y de la convivencia conseguida en Cataluña al desjudicializar la política. La encuesta dice más cosas. Por ejemplo, que entre los consultados hay 562 votantes del PSOE frente a 432 del PP, o 244 de Sumar frente a 205 de Vox, esto sin tener en cuenta los encuadrados en partidos independentistas que, lógicamente, están a favor de una convención, al estilo Urkullu, o una amnistía con referéndum de autodeterminación, como proponen los dos partidos catalanes. En medio de la discusión llaman la atención unas declaraciones del expresidente Montilla donde dice que la amnistía no tiene sentido si no va acompañada de la promesa de no volverlo a hacer. ¿Qué es lo que no volverían a hacer y quiénes? Porque se entiende que si el referéndum de autodeterminación es pactado no hay reincidencia. Solo que la parte que antes lo negaba, por no tener encaje constitucional, ahora estaría dispuesta a aceptarlo, como mal menor, para el bien de todos los españoles. Por eso se busca un falso consenso para llevar a cabo estas acciones. Para ello sirve la encuesta de 40dB. Lo sorprendente es que, con todos estos ingredientes, se adjudiquen los siguientes escaños: 143 para el PP, 126 para el PSOE, 25 para Vox y 29 para Sumar. Esto consolida el debilitamiento del bloque conservador frente al progresista, siempre que se considere a Junts y al PNV como integrantes de esta última opción ideológica. También se demuestra el anunciado sorpasso de la extrema izquierda a la extrema derecha. Los populares aumentan 6 escaños y los socialistas 5. Yo no entiendo mucho de encuestas, pero me parece que si el porcentaje del recuerdo de voto se homogeneizara los resultados no serían los mismos. En fin, a cada uno le sirven las consultas para lo que le sirven, incluso a Michavila, del que no se ha vuelto a oír hablar después de su vaticinio a pie de urna del 23 de julio, que le salió algo fallido. Iván Redondo sigue hablando de la realidad de las distintas naciones dentro de un solo Estado. Esto vendría a elevar un grado la definición que hace la Constitución pasando de ser nacionalidades a la auténtica concepción que los soberanistas pretendían darle al término en el debate constituyente. Para ello hay que modificarla; no basta con una reinterpretación, como propone el lendakari vasco. En este juego estamos metidos cuando la muestra de 40dB, en lo que pueda tener de fiable, viene a corroborar que eso es lo que quieren la mayoría de los españoles. Hay una realidad territorial que está por encima de las proyecciones de los sondeos y son los resultados de las elecciones autonómicas del 28 de mayo, y la mayoría de los populares en la Cámara territorial, que es el Senado por definición. Va a ser complicado que con esa distribución del poder se alcancen modificaciones en el diseño del modelo regional, por no decir nacional. Sin embargo, se encargan encuestas para consagrar que esa es la única posibilidad, porque es la que prefieren la mayoría de los españoles en un pregunta a todas luces partidaria. Ese es el argumento que le ha servido a Pedro Sánchez para justificar las cesiones que se ha visto obligado a hacer con el fin de mantenerse en el poder. Otra cosa bien distinta es que pase a ser algo incuestionable porque se extraiga como conclusión de una muestra de 2.000 personas que han sido previamente seleccionadas.