el correo indiano

Estimada majestad doña Letizia

Por Miguel Gónzalez Santos. Permítame empezar este escrito saludándola como nuestra querida ex-compañera, ya que, si bien los cuentos de hadas pueden ser solo eso, su historia es una realidad asombrosa. Considero que ha ganado, con creces, el mérito de ser nuestra reina y, al mismo tiempo, compañera periodista de todos nosotros, especialmente de aquellos que hemos trabajado junto a usted en RTVE. Los españoles no hemos sido justos ni equitativos en reconocer su labor institucional, la cual merece toda nuestra admiración. Desde aquel memorable momento en el que interrumpió espontáneamente al entonces príncipe Felipe en vuestro anuncio de compromiso con las palabras “déjame a mí que diga…”, han pasado años de intenso trabajo detrás de las cámaras. El próximo 1 de noviembre se cumplirán 20 años desde aquel evento. Durante estas dos décadas, usted ha trabajado incansablemente, en silencio, para modernizar y ejemplificar la monarquía española, y hay que destacar que ha sido una consorte sumamente digna. Han transcurrido ya 18 años fructíferos, y como resultado, ahora tenemos una heredera responsable y preparada: la princesa Leonor. Usted ha sido una madre impecable, tutelando a la joven princesa hasta su inminente juramento a la Constitución, que tendrá lugar el próximo 31 de este mes, cuando alcance la mayoría de edad. Además, es importante destacar el cuidado y la educación con que ha formado a la infanta Sofía, quien se encuentra inmediatamente después en la línea sucesoria. Agradezco infinitamente su influencia inteligente, elegante y discreta en el papel de consenso y sentido práctico que ha jugado en la sociedad civil, política, económica, cultural y hasta militar y religiosa, con la más alta jerarquía del Estado. Y no me cansaré de decirlo, además de las muchas virtudes y sensibilidades de su esposo, el rey Felipe VI, usted ha contribuido con su asesoramiento en perfeccionarle su dicción como si de un telediario se tratara, algo que nunca antes habíamos visto en la Casa de Borbón. Felicitaciones, señora, y continúe así.

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