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Las noticias

Es curioso leer las noticias o escucharlas por televisión. Los telediarios, no, porque están manipulados. Los programas del corazón, tampoco, porque están contaminados. Me refiero a noticias sueltas, que van cayendo. Ejemplo: han robado en la casa de Carmen Lomana; la socialité se encontró con dos encapuchados en el corredor, puso el grito en el cielo y los valientes depredadores salieron huyendo. En los Estados Unidos, la casa de uno es sagrada: si tú disparas a alguien que ha entrado a robar te conceden la Medalla del Congreso. Aquí, no. Si tienes la desgracia de disparar y romperle los huevos al ladrón, te cuesta unos huevos nuevos y quién sabe si cárcel “por la desproporción entre los huevos del caco y tu arma con licencia”. Si no tienes licencia, te fusilan al amanecer. A Sergio Ramos le han robado joyas, relojes y otros enseres en su casa de Sevilla, con los niños y el servicio dentro de la casa. Los tipos parece que eran bastante violentos. Pues, nada. No los cogieron. La noticia más simpática que he escuchado esta semana fue la del moro que se lanzó en parapente desde el monte Gurugú y aterrizó limpiamente en una plaza de Melilla. Creo que mañana o pasado Marlaska lo va a condecorar con la Gran Cruz del Mérito Aeronáutico. Cuando Alfonso XIII vino a Canarias, en 1906, se trajo a Romanones, que era cojo y que no sabía nadar (aunque los cojos también nadan) como ministro de jornada. Cuando llegaron a El Hierro, el ministro desembarcó a lomos del alcalde de Valverde para no mojarse los pies. Y el Gobierno le concedió la Gran Cruz del Mérito Naval. No digo yo al moro del monte Gurugú. A ese hay que homenajearlo con un desfile aéreo, por lo menos. A Lomana y a Ramos tendríamos que concederle alguna condecoración con distintivo blanco. Ambos son forofos del Real Madrid.

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