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Miguel González Santos: “La humanidad no sabe administrar sus legados legítimos”

Miguel González Santos (Breña Baja, La Palma, 69 años), que pasa la mitad de su vida en la India, es licenciado y doctor en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense
Miguel González Santos: "La humanidad no sabe administrar sus legados legítimos"

En la India, que ahora se llama Bharat, la vaca es la contradicción; por lo demás, los pobres viven mal y los ricos viven bien, como en todas partes”. Esto me dice Miguel González Santos (Breña Baja, La Palma, 69 años), que pasa la mitad de su vida en ese país inmenso y poderoso, con más de 1.400 millones de habitantes, y la otra aquí, en una isla con 900.000. “¿Qué dónde se vive mejor?, yo no sabría decirte, pero sí te digo que esta entrevista te la debería hacer yo a ti y seguro que las respuestas serían más divertidas”. Miguel acaba de sacar a la luz un libro, con ediciones en español y en inglés, titulado La Edad de Oro y subtitulado Manual post-pandemia. Es licenciado y doctor en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense, trabajó en Radio Club Tenerife, dirigió la emisora de la SER en La Palma, fue director regional de Radiocadena Española, jefe de Producción de Programas e Informativos en TVEC, realizó estudios de cinematografía, trabajó en TVE Internacional en Madrid, es experto en medicina tradicional china por la Universidad de Santiago de Compostela y en Vibronics Medicine por la Escuela Superior Dr. J.K. Aggarwal (Prasanthi Nilayam, India), además de máster en Diseño Gráfico por la Escuela de Informática de Canarias. Además de pensador es escritor, ponente en congresos, conferenciante internacional, docente del modelo educativo EduCARE y miembro del equipo de investigación y divulgación EduCARE del profesor Anil Kumar Kamajaru, en India y en otros países. Un buen currículo, como pueden ver.


“No te leas el libro, porque a ti te va a aburrir, pero me hacía ilusión entregártelo hoy. Acabo de traerlo de la India, donde fue editado y me gustaría que dijeras unas palabras el día de su presentación”.


(Total, que Miguel me ha comprometido para co-presentar su libro, yo que he jurado no ir a Santa Cruz sino cuando sea absolutamente necesario, por la sencilla razón de que a mí no se me ha perdido nada allí. Hacía tiempo que no veía a mi amigo, al que le dediqué una rociada de las mías de entonces nada más enterarme de que había sido nombrado director de Radiocadena Española, la antigua y entrañable Radio Juventud de Canarias en versión moderna. La rociada no venía a cuento, porque Miguel tenía 24 años, acababa de terminar la carrera y el PSOE atendió la recomendación de Ezequiel Perdigón, un ilustre palmero, autor de la famosa canción Isla mía, y aceptó el nombramiento por medio de Jerónimo Saavedra. El pobre Miguel era inocente: se limitó a trabajar y además lo hizo muy bien).


-Pasas la mitad de tu vida, o casi, en la India. ¿Por qué? ¿Tanto te atrae el país?
“Bueno, es por mi vinculación con el proyecto basado en el modelo educativo en valores humanos EduCARE y porque la India y su milenaria tradición espiritual me descubrieron que la verdad no es única, ni tampoco patrimonio exclusivo de la prepotente cultura judeocristiana de Occidente”.


-¿Qué destacas de ese modo de vida?
“India, o Bharat que es su nuevo nombre, me enseña a cada instante”.


-Dame pistas.
“Pues la principal enseñanza es que allí aprendo a relativizar. Ellos son los maestros de la paciencia, no en vano tuvieron a un líder y político ejemplar como Mahatma Gandhi. Son también los hindúes trabajadores incansables pero más que nada conservan una visión integral y espiritual del ser humano. Tienen los pies en la Tierra, las manos en la sociedad, el intelecto hasta para viajar a la Luna y el corazón en la Divinidad”.


-¿Acabaste harto de ejercer el periodismo en España y por eso te mandaste a mudar?
“No me dio tiempo de hartarme, porque pese al desesperanzador panorama sigo ejerciendo el periodismo constructivo y estoy convencido de que es posible un mejor mundo futuro, que se hará realidad, sin duda. Eso sí, después de mucho sufrimiento. Lamentablemente parece que tenemos que sufrir para aprender”.


-¿Por qué tu nuevo libro es un manual post-pandemia?
“Porque en parte lo escribí durante la pandemia y es ahora cuando me decidí a publicarlo. El mes pasado lo hice en la India, en inglés (The Golden Age), y el próximo mes lo voy a presentar aquí en español, pero también impreso en la India. Creo firmemente en esa Edad de Oro para el futuro de la humanidad. Fue después de la pandemia cuando creo que aprendimos un poco a ser mejores personas. Pero no ha sido suficiente porque cuando todo pasa nos olvidamos de aplaudir en los balcones. Y mira la forma en que recaemos en los viejos errores: Palestina, Israel, Rusia, Ucrania. Sin mencionar nuestra propia guerra interna de polarización, confrontación y fundamentalismo democrático nacional”.


-Yo veo a la India como lujo, pobreza, vacas y parias. ¿Es un estereotipo?
“Como estereotipo es todo eso y muchísimo más, que se desconoce. De la misma manera que España no es tampoco toros, flamenco y ETA, aunque algunos la quieran ver así todavía”.


-Háblame de la India.
“Es el país más poblado del planeta, con 1.400 millones de habitantes, con una media de edad poblacional de 28 años. En contraste, la Unión Europea tiene una media de edad de 40 años. Es seis veces mayor que España, el sexto país más extenso del planeta; y en una nación tan grande, pujante y joven cabe todo”.


-Y con una economía que avanza de forma exponencial.
“También; estamos ante una de las diez economías más importantes del mundo y cuna y despensa de una sabiduría milenaria. Lo que pasa es que en este mundo sólo parece interesar lo negativo. Y esto a veces deja a la India en una situación de injusto anonimato”.

-Tú tuviste la oportunidad de visitar al conocido y fallecido Sai Baba. Un gurú que dicen que tenía poderes inmensos. ¿Cómo lo recuerdas? ¿Era un farsante?
“No era un farsante, esa no es mi opinión, ni mi experiencia con él. Creo que fue un gran maestro y un benefactor de la humanidad. Su inmenso legado de obras sociales y su labor como guía espiritual así lo atestiguan. Su lema y práctica fueron “Ama a todos y sirve a todos. Ama siempre y nunca hieras. Hay una sola religión, la religión del Amor; un solo lenguaje, el del corazón; una sola casta, la de la humanidad; y un solo Dios y es omnipresente”. Con esta filosofía, ¿quién es capaz de cuestionarlo? Sin embargo, ha sufrido los mismos ataques que padecieron Jesucristo, Buda, Mahoma. Zoroastro, Lao Tse y tantos maestros que fueron faros de sabiduría y ejemplos para todo el mundo”.

-Sin embargo, a las religiones se les echa mucha dosis de misterio. Yo creo que es para asustar, Miguel. Son religiones de miedos. Y me refiero a todas.
“Mira, la filosofía hindú, en cuanto a su simbología y sus rituales, puede parecer misteriosa o quizá mitológica. Pero su fundamento y su base son tan simples como toda la cultura védica. Sólo predica que cada acción tiene una consecuencia y que incumplir nuestras responsabilidades o dharma (acción correcta), en especial en lo referido al dharma social, familiar, etcétera, traerá consecuencias no deseadas sobre nosotros”.


-El sincretismo hinduista.
“Ese sincretismo permite aceptar cada credo o religión como legítimo o verdadero, pues todas las enseñanzas espirituales predican cinco valores básicos, que son: verdad, acción correcta, paz, amor y no violencia. Sin la práctica de estos valores se considera imposible la evolución humana. Otra cosa es la administración fraudulenta que la humanidad hace de esos legados legítimos”.


(A pesar de la profundidad de sus pensamientos, mi compañero de profesión tiene un gran sentido del humor. Yo me siento honrado por el seguimiento que hace de mí a partir de mis artículos, entrevistas, ensayos. Miguel González Santos es un verdadero especialista en mi trayectoria, como otras personas. Y yo me asombro de que exista gente que sabe más de mí mismo, o casi, que yo).


-Oye, Miguel, ¿persiste la huella británica en la India? ¿O los hindúes empezaron a recuperar su dignidad con la independencia, en 1947?
“Sí, la presencia británica sigue allí. No sólo en las infraestructuras, como la ferroviaria y tantas otras públicas y privadas, sino también en el modelo cultural que la metrópoli imprimió a su colonia. El idioma inglés es el utilizado por toda la población culta de la India, pero también por buena parte de la clase trabajadora. Toda familia aspira a una formación para sus hijos, bajo el paraguas del inglés, con meta en Londres o en una gran ciudad de los Estados Unidos. No en vano la diáspora en esos países es inmensa. Y como ejemplo te pongo el origen hindú del primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak; o a Ratan Tata, que ha sido propietario, presidente y director de Jaguar Land Rover Automotive. La relación con el mundo sajón es muy buena, pese al nacionalismo que ahora mismo impera”.


-¿Hay libertad? Me refiero a la vida diaria, más que a la política.
“Por supuesto que la hay, lo mismo que una gran seguridad en las calles. No en vano presume la India de ser la mayor democracia del mundo. En la lucha por la igualdad y contra la corrupción aún falta mucho por hacer, como en tantos otros lugares del planeta. Sin embargo, ya existe una gran clase media que aspira al modelo occidental, lástima que con una no deseada pérdida progresiva de identidad”.


-Y va camino la India de ser una gran potencia mundial. Los datos avalan lo que digo.
“Ya lo es. Su cultura es tan rica, polifacética e inabarcable que resulta casi imposible no hallar en ella todas las raíces de nuestra cultura lingüística y espiritual indoeuropea”.


-¿Es la sobrepoblación el gran problema?
“Te voy a responder con la teoría de un famoso economista hindú”.


Adelante.
“Pues el economista Shruti Rajagopalan dice que “esta generación de jóvenes indios será la mayor fuente de consumo y de mano de obra en la economía de bienes del conocimiento y de la Red. Los indios serán el grupo más grande de talento global”. Mira, con el orgullo y la unidad patriótica que han desarrollado yo también creo que lo van a conseguir”.


-Cuando regresas a Canarias, ¿te da pena de España?
“Sí, mucho”.


-¿Por qué?
“Pues te diré que sufro cuando percibo tanta desunión y tanta confrontación”.


-No valoramos lo que tenemos, ¿no crees?
“Echo en falta una mayor armonía en las relaciones humanas y me entristece lo poco que valoramos y cuidamos el paraíso en el que vivimos”.


-Parece que hemos dicho adiós a los valores; tú que has hecho una tesis sobre ellos lo entenderás mejor.
“Lamento mucho la pérdida progresiva de los valores que forjaron nuestra convivencia, como la lealtad y el comportamiento correcto. Fue un descendiente indio quien me dijo un día que su familia se había quedado a vivir en nuestras islas porque no había encontrado nunca gente tan hospitalaria y buena en el mundo como la que hallaron en Canarias”.


-¿Lo hemos perdido?
“Estamos perdiendo esta idiosincrasia y hemos destruido gran parte de nuestro paisaje y de la Naturaleza. Me sobrecoge el drama migratorio y, por ejemplo, también el de mis paisanos palmeros, aún sin soluciones a su tragedia volcánica. Al receptivo presidente del Cabildo de La Palma, Sergio Rodríguez, le he ofrecido toda mi colaboración y también confío en el entendimiento y consenso de los palmeros, canarios y españoles para alcanzar acuerdos de convivencia pacífica y constructiva para lograr un mundo mejor”.


-Palabras de filósofo, amigo.

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