Atlántico Televisión se lanzó ayer a la pista. La nueva tele autonómica, la primera privada de carácter regional, contraviene los dogmas del sector en esta época de la llamada crisis de los medios. Ver nacer esta televisión es una especie de oxímoron del nuevo estadio en que se encuentra la industria periodística, porque el parto de Atlántico TV le lleva, como digo, la contraria al standby que impera en el mundo empresarial de la comunicación llamémosla convencional.
Las teles, los periódicos, las radios ya no son noticia porque nacen, sino porque desaparecen. Este desafío a la gravedad de la merma de los soportes del periodismo no es una bravata del grupo editorial de DIARIO DE AVISOS, que preside Lucas Fernández, sino acaso una apuesta de futuro que contradice la tendencia actual, el quieto parado de las inversiones y la concentración o vaciado de medios para salvar la parte mollar del negocio.
Por lo que sé, GRUPO PLATÓ DEL ATLÁNTICO pretende hacer las cosas con la cabeza, dotarse de plantillas feraces por eficientes y no por numerosas, y garantizar la convivencia de sus cuatro productos estrella: el periódico, la web, la radio y ahora la tele. Es un paso más hacia una multimedia integral de vasos comunicantes. En un momento en que parece contrario a la lógica.
Así que uno puede decir que en 2023 ha visto nacer otro medio de comunicación. Y es una buena noticia que a mí, a estas alturas, me parece mentira y fabuloso a la vez. Ya asistimos a finales de los 70 a la refundación de Radio Club. Y a comienzos de esa década, al viaje de DIARIO DE AVISOS de La Palma a Tenerife, a la calle Santa Rosalía, de Santa Cruz. Hemos presenciado el bautizo de periódicos en épocas menos frugales de cabeceras. Cuando el boom de la televisión local, fue inolvidable la explosiva irrupción de Canal 7 del Atlántico, de Paco Padrón. Algunos medios consiguen el efecto de marcar épocas. Nada se entendería sin su influencia social. La Transición nos remite a Radio Club y los debates del Bugatti. Pasa lo mismo con los Carnavales o las memorables odiseas del Tenerife. Y es imposible rascarse la memoria de las tertulias televisivas sin retrotraernos a Canal 7 en la calle Numancia.
Ahora, a Atlántico TV parece picarle la curiosidad, como si viniera a ver en qué quedan la investidura y la guerra. Qué será de Europa y del mundo con tantos calderos al fuego. Cómo saldremos de todos los callejones sin salida en que nos hemos metido. ¿Qué nos reserva la inteligencia artificial? ¿Tiene remedio el cambio climático? Viene al mundo con todas esas preguntas en el aire y, lo que es más intrigante, con las respuestas pidiendo paso. Que venga Atlántico TV y lo vea.