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El artículo de hoy

El artículo de hoy tenía que ir en blanco, como la nueva idea de España. Pero no voy a tirar piedras contra mi frágil tejado, que ya tiene bastantes goteras. Así que hablaré del tiempo o del cinismo de los ingleses, de la navegación a vela, de la invención de la máquina de vapor, de la revolución industrial o de la revolución bolchevique. De cualquier cosa menos de lo que realmente quiero hablar. Ustedes no son tontos y saben bien a lo que me estoy refiriendo. Me siento francamente cansado al comprobar la muerte del periodismo, de la política y la muerte del país. El otro día hablaba con un compañero de que el periodismo ya no existe, murió en España tras la Transición, cuando tomó partido -yo también me considero culpable- por las ideologías. Y lo han rematado los diarios digitales. El periodismo era fundamentalmente ironía y también la han matado. Quevedo habría sido un gran periodista; Julio Camba lo fue. Y los dos vivieron de la ironía, que es una cualidad excelsa, tan opuesta al cinismo que nos oprime en estos tiempos los corazones. Hoy me siento tremendamente triste por el rumbo que ha tomado España y yo no aguanto mucho más, ya no sólo porque estoy en el final de mi trayectoria vital y profesional, sino porque me invade la tristeza y con la tristeza cerrándome los ojos es imposible ver las letras del teclado. Los sudores del escritor de todos los días para encontrar un tema se van por los sumideros de esta nación infeliz. Y volverán las Navidades y todo el mundo se comprará un televisor nuevo, como en todas las Santas Pascuas de todos los años. Y nadie se dará cuenta de que estamos a la cola de Europa hasta que los empresarios dejen de pagar los salarios y el Estado las pensiones. España ya no existe.

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