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El Hotel Miramar

Se reforma -o se construye de nuevo, casi- el Hotel Miramar, que perteneciera a la familia Luz y que fuera sede de tertulias inolvidables. Ahora los propietarios son la familia Marichal, Paco Gómez y Martín García Garzón, fundidos en sociedad hotelera. Ese hotel lo dirigió mi padre durante años, no sé si de forma efectiva o aportando ad amorem su titulación hostelera. Isidoro Luz llevó allí a muchos famosos y sus tertulias fueron foro de cultura en el Puerto de la Cruz de entonces, en medio de un malpaís prodigioso que atravesaba el Paseo de la Sortija. Paco Gómez me dice siempre que el hotel no es suyo, sino de los bancos, pero los accionistas son de los que cumplen con los bancos, así que puede decirse que el Miramar es de ellos. Allí conocí yo a don Mariano Daranas, el gran periodista, corresponsal que fue del ABC en París durante la II Guerra Mundial. A González-Ruano, que lo fue en Berlín y en Italia. A Ataúlfo García Asenjo, que consiguió que yo colaborara en el AS. Quieren reinaugurar el Miramar para diciembre, coincidiendo con un acontecimiento familiar de Jorge Marichal, pero eso será imposible. Creo que no hay tiempo. El nuevo hotel va a relanzar todo el Parque del Taoro, junto al establecimiento que se reinventan los Polanco y que nos traerá de nuevo la excelencia a la zona. La princesa Carolina Matilde de Dinamarca, que pernoctaba en el Llano del Pavo, la casa de la familia Luz, tomaba el té en el Miramar y asistía a las carreras de sortijas a caballo. La colonia británica paseaba por el camino de tierra batida y jugaba al tenis en las pistas de cemento del Taoro, cerca de donde correteaban los bambis y se fortalecían los eucaliptos. Allí enterrábamos los niños nuestros tesoros robados a las abuelas. Allí crecí, bañándome gratis en la piscina del Taoro.

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