superconfidencial

Huevos

Llevo un par de semanas yendo a Santa Cruz a desayunar con mis hijas, los sábados, a la placita de Ireneo González, donde tantos años viví y trabajé (Radio Burgado). Y pedimos unas tostas de huevos benedictine con salmón que están para chuparse los dedos. La verdad es que Santa Cruz está bonita y no le vendría mal a la placita que cambiaran de sitio los contenedores de basura (por lo de las moscas) y le dieran un fregado de lujo a don Ireneo, cuya estatua sobrevive a la acción de los gamberros, aunque varias veces fue decapitada a lo largo de la historia. Hay rincones inolvidables en el mismo centro de la ciudad y éste es uno de ellos. Don Ireneo fue cura y bibliotecario del Instituto de Segunda Enseñanza, cuyo edificio, en la misma plaza, ha sido de todo. Cuando era Escuela de Bellas Artes recuerdo ver cada día a Pedro González, para mí uno de los dos grandes pintores canarios -con Fernando Álamo-. Un cuadro de Pedro González prestigia una casa entera y no digamos uno de Fernando Álamo, con quien viajé una vez a Israel, en la noche de los tiempos, invitados por Jerónimo Saavedra. Allí conocimos a mucha gente importante, con un protagonismo acreditado en la historia más joven de Oriente Medio. Ese viaje lo recuerdo mucho porque palpamos la tensión habitual de la zona. Estuvimos en Jerusalén, en Belén, el Tel Aviv, flotamos en el Mar Muerto, visitamos el Monte de los Olivos, recibimos las aguas del Jordán y yo me compré un belén en Belén, fabricado con madera de olivo por los hermanos Zhakarias. Cada año lo despliego en Navidad, pero me falta el caganer. Tengo el modelo, pero no sé fabricarlo, no tengo esa habilidad. Y eso.

TE PUEDE INTERESAR