¿Quién es más burro?

Un animal catalán residente en el Bajo Llobregat ha sido denunciado por los vecinos por arrastrar con su coche a un pobre burro, que a duras penas podía seguir la marcha del vehículo. Algunas veces, el animalito cayó al suelo y el pedazo de bestia que iba al volante ni siquiera aminoró la marcha, ni se detuvo. El belitre conductor ha sido detenido por los Mossos y acusado de maltrato animal. Si yo hubiera sido juez del caso lo meto en la cárcel y le impongo una fianza suficiente para que esté diez años rascándose. Ya Olivia Stone denunció la crueldad de los canarios (en este caso, no de los catalanes) con los animales. Hay magos cazadores que cuelgan a los galgos y a los perdigueros, como agradecimiento por haberlos servido, o los despeñan por los barrancos. Los guanches eran más dignos: se despeñaban ellos mismos, siguiendo una eutanasia primitiva, cuando ya no servían ni para dar consejos. Leyendo a Olivia Stone, el otro día descubrí que, en su viaje a Tenerife, me parece que en 1883, usó los mismos mapas que trajo Nelson para su ataque, y que Stone consiguió en el Almirantazgo, pero le sirvieron de poco porque eran mapas de las costas y no del interior de las islas. España, y sigo con la trama del burro, es un país de bestias. El otro día leí que en un pueblo del País Vasco exigen hablar y escribir euskera en las oposiciones a barrendero municipal. El alcalde del pueblo se llama Garmendia Vera y es de la cuerda de Otegui. No me digan más. El pueblo, creo que Ochendiano, pero por mí podría llamarse As Bestas. Estoy hasta las pelotas de tanta mierda de país, lo digo completamente en serio. No aguanto más.