Por Fernando Fernández. | He tenido la fortuna de viajar a “la Argentina”, como ellos dicen, en numerosas ocasiones. Por razones políticas, científicas o turísticas. La primera vez en 1970. La conozco de norte a sur, desde salta y Jujuy hasta Ushuaia, en la Tierra del Fuego; de oeste a este, desde la andina Mendoza a la bella y hermosa ciudad de Buenos Aires, Nuestra Señora de los Buenos Aires, como fue nominada por los descubridores españoles. Allí, en “la Argentina” residen algunos de mis mejores amigos y he conocido hasta 10 presidentes de la República. Con algunos, Carlos Menem, he tenido una cierta relación, dada su condición de radioaficionado, como yo. Me he entrevistado con muchos de sus intelectuales y mi biblioteca da cabida a una veintena de libros. En mi colección de CD, los de música argentina ocupan un amplio espacio. Desde el inmortal Carlos Gardel y la voz ronca y profunda de Edmundo Rivero, al que una noche escuché cantar sus tangos en el Viejo Almacén, a la dulce voz de María Martha Serra Lima, a quien escuché en un Luna Park abarrotado y jubiloso cantando “a su manera”. Voces como la de Cafrune, que una vez cantó aquí en Santa Cruz en el Teatro Guimerá. Grupos musicales cuya fama traspasó fronteras, como Los Chalchaleros y Los Fronterizos, hasta orquestas como Alberto Castillo, con sus reliquias de tangos y valses.
He hecho mención a sus escritores. Felix Luna publicó un libro esencial que alcanzó 18 ediciones y tituló “De Perón a Lanusse”, con un subtítulo, “Nada sin Perón”, subtítulo al que luego haré referencia. Ricardo Sidícaro escribió sobre “Los tres peronismos”. Y el premio Nobel V.S. Naipaul, nacido en Trinidad y Tobago, se preguntó “Por qué es pobre Argentina”, un autor y un libro esencial, que en Argentina son como nombrar al diablo. Su diagnóstico fue certero y vigente hasta nuestros días. Por qué Estados Unidos y Argentina, llamados a ser los países más ricos de América, uno es tan rico y el otro tan pobre, se preguntaba el Nobel trinitario. En “La Argentina robada”, se da respuesta a “el Corralito, los bancos y el vaciamiento del sistema financiero argentino”. Con un prólogo de Elisa Carrió, la misma cuyo apoyo a Milei, resultó decisivo para el triunfo en segunda vuelta de Javier Milei. Chacho Alvarez, Vicepresidente argentino, escribió su libro en su libro “Sin excusas” y López Murphy título “Razón o demagogia”. En un tono satírico, el humorista Nik escribió “aNikilados” y subtituló “Para que se vayan, hay que reírse”. Benito Quinquela Martín, cuya obra iluminó el barrio de la Boca de brillantes coloridos, tiene un monumento que reproduce su figura, en cuya base puede leerse “A todo hombre le falta un tornillo. Ese tornillo no los volverá cuerdos; por el contrario, los preservará contra la pérdida de esa locura luminosa de la que se sienten orgullosos”. Se refería a los ciudadanos argentinos.
Argentina ha tenido 5 premios Nobel, entre ellos el profesor Bernardo Houssay, autor de un libro sobre fisiología humana, en el que yo estudié dicha materia en mis tiempos de formación universitaria. Destacó por sus trabajos sobre la función de la glándula hipofisaria. Comprometido con el desarrollo científico de su país, rechazó emigrar a los Estados Unidos. Y comprometido con los valores democráticos en su país, sufrió la represión tras uno de los muchos golpes de estado habidos en su patria argentina. Suya es la frase “la ciencia no es cara, cara es la ignorancia”. Y también ha tenido escritores de proyección internacional, entre ellos Jorge Luis Borges y Julio Cortázar. Borges, uno de los más célebres escritores del siglo XX, padeció una ceguera crónica y progresiva, lo que no le impidió seguir escribiendo. “Ficciones” fue su obra más importante, pero no menos famosas son sus frases para la historia: “Las tiranías fomentan la estupidez”. He ahí una de las causas de la pobreza argentina a la que se refería Naipaul. Junto a Borges, Julio Cortázar, autor, entre otras, de la novela “Rayuela”, era un escritor de ficción y de cuentos, para muchos uno de los más importantes escritores del siglo XX. Su lenguaje escrito era ininteligible y ocasiones hubo en que tuve que leer varias veces un párrafo para saber qué quería decir. En lo personal era tal como se expresa en sus novelas. De norme estatura, nacido en Bruselas, pronunciaba las “erres” arrastrándolas como en la lengua francesa. Durante un encuentro en Madrid, renuncié hablar en francés con él, porque si ya era complejo entenderlo en lengua española, mucho más lo era en francés. Narcisista, histriónico, en cierto modo paranoico para explicar su exilio parisino.
Muchas son las anécdotas que puedo relatar sobre mis experiencias en Argentina. Algunas simpáticas, la mayoría de ellas trágicas. De todos los presidentes que he conocido personalmente la mayoría han tenido mandatos de breve duración, casi todos del Frejuli (Frente Justicialista), algunos de apenas un mes y poco más. Fernando de la Rúa, de la UCR (Unión Cívica Radical) se mantuvo en el cargo durante dos años. Eduardo Duhalde, apenas uno. Solo el dictador Videla se mantuvo durante cinco años, desde 1976 a 1981. Y Raúl Alfonsín, de la UCR, otros cinco. Durante el mandato del mencionado F. De la Rúa, quiso que visitara el Banco de la Nación Argentina, situado en los aledaños de la Casa Rosada, residencia presidencial. Caminamos, a pie, hasta el banco, bajamos en un ascensor a la planta -7; atravesamos cinco controles de seguridad y al abrir la puerta del último, vi, atónito, un habitáculo de considerables dimensiones, con todas sus cajas fuertes abiertas y todas vacías. Fue la máxima expresión de la Argentina robada, a la que hice mención anteriormente.
En San Miguel de Tucumán, capital de la provincia del mismo nombre, frente al Palacio del Gobernador hay un monumento en cuya base reza: “Patria de la nación argentina”. Efectivamente, allí, el General Güemes y sus batallones, llamados “los infernales”, proclamaron la independencia de la nación. Tucumán es una de las provincias argentinas más pobres. Allí está el Hospital de las Mercedes, el mayor hospital para niños de la América hispana. Un amigo de Buenos Aires, relacionado con la industria farmacéutica, me puso en contacto con una doctora especialista en dermatología. Su relato fue estremecedor. Había renunciado a tratar a los niños con tiña, porque una semana después de ser dados de alta por curación, regresaban al hospital nuevamente con tiña.
En el norte de la provincia de Salta, su capital es conocida como “Salta la linda” por la riqueza de su arquitectura colonial, con unas casas con balcones similares a los que se pueden ver en algunas ciudades peruanas y aquí en nuestras islas. Su entonces gobernador, Juan Manuel Urtubey, quiso explicarnos el mapa político argentino. Él era miembro de un partido salteño y se mantuvo en el cargo durante dos mandatos, “rara avis”. Nos habló de los conservadores (él lo era), de los liberales, de la izquierda heredera de los montoneros… Me atreví a interrumpirle para preguntarle “¿y los peronistas?” “No”, respondió “peronistas somos todos”.
En Chile dicen que los argentinos son unos italianos que hablan español y se creen ingleses. Efectivamente, las clases pudientes habitualmente dominan idiomas, no solo el inglés. No así los más pobres, especialmente las etnias indígenas, como los huichiches del norte, los tehueleldes patagónicos o los mapuches andinos.
Algunos se preguntarán por qué Argentina tiene tan excepcionales futbolistas, desde el más grande de todos, Alfredo di Stefano, al no menos grande Leo Messi. Un intelectual argentino me dio la razón. Siendo un país de inmigrantes y mayormente pobre, desde niños juegan al fútbol en las calles. Y es el fútbol el único factor que cohesiona a los ciudadanos argentinos.
Javier Milei, de un partido creado “ad hoc”, hereda una Argentina con un 140 % de inflación, 50 % de población en situación de pobreza y de pobreza extrema, con una deuda extrema, con un incremento del valor del dólar. Un dólar hoy equivale a 1050 pesos argentinos; padece un desabastecimiento de comestibles y “corridas” en los supermercados vacío. Nosotros estamos contentos por el cambio político y preocupados por si les permitirán gobernar, me dice un amigo argentino. Efectivamente, pronto comenzaremos a ver huelgas y manifestaciones públicas fomentadas por el “Kirshnerismo” largamente gobernante. En un informe fechado del 7 de diciembre actual, se afirma que Miles tiene muchos números para triunfar si dolariza Argentina, tal como ha ocurrido en Ecuador. Dolarizar una economía significa retirar toda la moneda nacional, en este caso el peso argentino, y utilizar el dólar americano como de intercambio en la economía. El problema, me dice mi amigo argentino, es que no hay dólares y los que hay solo se encuentran por las calles, a un cambio que triplica el valor oficial.
Para ello, Milei va a tener que aguantar la presión del peronismo y no va a ser fácil porque van a ir a por él. Pero si alguien puede conseguirlo, ese es Milei y más si consigue no auto devorarse. Porque como me dijo el gobernador de Salta, peronistas son todos.
*Expresidente del Gobierno de Canarias y exdiputado del Parlamento Europeo.