conversaciones en los limoneros

“Nos cuesta admitir que en Canarias ocurren cosas extraordinarias en torno al arte”

Eliseo G. Izquierdo, director del Museo LM Arte Colección de La Laguna
Eliseo G. Izquierdo, director del Museo LM Arte Colección de La Laguna
Eliseo G. Izquierdo, director del Museo LM Arte Colección de La Laguna. Fran Pallero

Debe ser bonito dirigir un museo. Eliseo G. Izquierdo Rodríguez (Tenerife, 1975) es licenciado en Historia del Arte por la ULL y máster en Museología y Gestión Cultural. Está especializado en documentación, catalogación y tasación de obras de arte, con especial interés en el arte canario de vanguardia y contemporáneo, ámbito en el que ha escrito diferentes textos para catálogos y revistas, impartido conferencias y coordinado y comisariado exposiciones diversas, dedicadas a Óscar Domínguez, Pedro González, Carmen Cólogan, la acuarela experimental de Manolo Sánchez; y la última, que prepara, de Cristino de Vera, además de otras en torno al coleccionismo y a la escultura de los 70. Desde 2021 es el director artístico del Museo LM Arte Colección de La Laguna. Es miembro de número del Instituto de Estudios Canarios y académico correspondiente de la Real Academia Canaria de Bellas Artes. En Los Limoneros me dice que el que dirige “no es un museo de artistas canarios, sino un museo del arte en Canarias. Y me cuenta cómo su propietaria, la palmera Luz Marina Lorenzo, comenzó la adquisición de esas obras, que dan enorme vida cultural al bello recinto lagunero donde se exhibe el trabajo de grandes artistas canarios, o con relación estrecha con Canarias.

-Los orígenes de este museo privado son, al menos, curiosos, ¿no es cierto?

“Todo es fruto de la sensibilidad y del empeño de una mujer de origen palmero, Luz Marina Lorenzo, que había ido reuniendo, casi a escondidas, la que es una de las mayores colecciones de arte en Canarias”.

-Y empezó a soñar con un museo.

“Sí, porque cuando se enteró de que la casa que es ahora nuestra sede estaba en venta comenzó a soñar en poder compartirla, en abrir un centro para su obra. Y lo logró en el año 2000”.

-Y, más tarde, llegó la rehabilitación del inmueble.

“Luz Marina participó activamente en ella, cuidando cada detalle. Poco después de la pandemia, me ofreció la dirección y puesta en marcha del museo, que logramos abrir el 23 de diciembre de 2021, hace poco más de dos años. A partir de ahí, diez exposiciones, conferencias, encuentros, talleres. No hemos parado”.

-¿Cuántos visitantes, hasta el momento?

“Unos 10.000, más o menos”.

-Y los objetivos son ambiciosos.

“Claro, son cifras que todavía quedan muy lejos de nuestros objetivos, aunque van mejorando poco a poco. Hay que tener en cuenta que funcionamos con entrada que, aunque es barata, condiciona a demasiada gente, acostumbrada tal vez a la gratuidad de muchos centros públicos. Pero el público tiene que entender que este museo es privado”.

-Háblame de las distintas salas del edificio.

“La exposición de la colección permanente se ha planteado como una suerte de interpretación de los espacios de la casa a través de esa colección, bajo el título de: “Las estancias imaginadas”. Estancia remite tanto al lugar, al espacio concreto de cada una de las salas, como también a la circunstancia temporal de estar, de permanecer un momento en ella; e imaginar lleva a la idea de dar rienda suelta al pensamiento, como también al propio gesto de colocar imágenes”.

-Buena filosofía.

“A partir de ahí, cada sala se concibe como una pequeña exposición en torno a determinados conceptos”.

-En los que priva también la decoración.

“Sí; mira, por ejemplo me referiré a la cuadra, que conserva su magnífico dornajo, original del inmueble. Es el ámbito de los animales y estos suelen tener en el arte un carácter metafórico como alegoría. En la cuadra hay desde un Fauno de Néstor, de 1930, a un impresionante tríptico sobre papel de Marco Alom, el Tríptico de las Tentaciones, de 2019. Y también una escultura de terracota de Juan Pedro Ayala, una Cabra con cierto regusto picassiano. Conviven, por tanto, obras de muy diferente naturaleza, épocas y estilos, pero en las que subyacen cuestiones relacionadas con nuestro imaginario insular”.

-¿Seremos capaces de distinguir lo que es un museo de artistas canarios de otro del arte en Canarias?

“El grueso de la colección corresponde a artistas que han nacido en Canarias, aunque es verdad que hay una presencia significativa de artistas de origen diverso, tanto nacionales como extranjeros, pero que de una u otra forma han tenido contacto con las islas, ya sea porque han expuesto o trabajado aquí o mantenido contacto con nuestros artistas e intelectuales”.

-O sea, personajes que forman parte de nuestra historia cultural.

“Exacto, eso mismo, que forman parte de nuestra historia cultural. En el museo nos interesa una mirada amplia hacia los procesos que suceden en Canarias”.

-Estamos ante una colección privada. ¿Se han planteado que alguna vez sea pública?

“El origen no sólo de la colección sino del propio centro es privado; se trata de la iniciativa, del empeño y del esfuerzo de una mujer que tuvo, y tiene, la firme determinación de compartir públicamente su pasión por el arte”.

-¿Entonces?

“Todo lo logrado lo fue consiguiendo Luz Marina sin ningún tipo de ayuda. De momento, la participación pública en el museo no es un escenario que se haya planteado. Si llegase el caso sería una decisión que le tocaría tomar exclusivamente a la familia, como propietarios de la colección y del inmueble”.

(Me cuenta Eliseo, que muestra pasión por su trabajo, que “es evidente, y se ha tenido muy claro desde el principio, que abrir un museo no es precisamente un negocio rentable, pues requiere una inversión constante elevada”. Y añade: “Nuestro objetivo es ser, al menos, sostenibles y en ese camino, y dado que la vocación de todo centro cultural es el servicio público, independientemente de su titularidad, lo que sí esperamos ahora mismo es algo de colaboración, de apoyo y de atención por parte de las diferentes administraciones”. No les vendría mal –y el añadido es mío— a las autoridades canarias que se ocupan de fomentar nuestra cultura que se dieran una vuelta por el museo. A lo mejor esto les invita a reflexionar sobre posibles y futuras ayudas).

-¿Podemos hablar de Canarias como una comunidad privilegiada en la creación?

“Dada nuestra extraña y eterna propensión regional al complejo, todavía parece que nos cuesta admitir que sí, que estamos en un lugar en el que han ocurrido y ocurren cosas importantísimas en torno al arte”.

-Pienso lo mismo.

“En Canarias contamos no sólo con muchos artistas sino sobre todo con buenísimos creadores y creadoras que hacen trabajos tremendamente serios y que se sostienen, precisamente sin complejos, al lado de la obra de artistas consagrados a nivel nacional e internacional. Y esta es una dinámica que activa, y creo que muy bien, el propio museo. Pero otra cosa es el contexto socioeconómico, educativo y político en relación con el arte. Ahí sí que ha faltado, y sigue faltando, mucho por hacer”.

-Una pregunta, más por curiosidad y a lo mejor imprudente. ¿Cuál es la obra o la colección de más valor de cuantas se exponen?

“El museo permite ver obras significativas dentro de la producción de muchos de nuestros artistas más destacados. Ahora mismo, por ejemplo, está expuesto un bosque colosal de cuatro metros y medio dibujado por Julio Blancas, con grafito sobre lienzo. También uno de los mejores Cosmoarte de Pedro González y una pieza abstracta estupenda de Lola Massieu”.

-Y hay mucho más.

“Entre el público, una de las obras que más llama la atención es la escultura de la artista hispano sueca Anna Johnson y también El Jardín de las Hespérides, de Néstor. Y, sobre todo a los turistas, les sorprende la luz y el colorido de las dos obras de Oramas, que son todo un lujo dada la escasa producción que pudo dejar. También hay una arpillera de Millares muy buena, lienzos de Domínguez, de su época más lírica, más poética, la del triple trazo, y varias esculturas de Chirino. Incluso ahora tenemos un Miró y un Tàpies, provenientes del importante depósito que nos ha hecho la familia Saavedra Rodríguez del Palacio. En fin, que no resulta fácil destacar algo en concreto, porque hay mucho”.

-Cambio momentáneamente de asunto. Acaba de salir a la luz el libro de mi admirada Carmen Cólogan, del que eres autor, en la Biblioteca de Artistas de Canarias. Háblame de su obra.

“Carmen es, sin duda, una de las artistas más trabajadoras que he conocido. Toda su vida se ha dedicado al arte, a estudiar, a investigar y, sobre todo últimamente a arriesgar y no acomodarse en lo que ya sabe que le funciona, pero sin perder jamás sus propias referencias”.

-Lo comparto, Eliseo.

“Me alegro, porque, por mucho que digan, su camino no ha sido fácil. En la exposición que está abierta en La Regenta, en Las Palmas, y que en junio viene al Cabrera Pinto, cualquiera puede comprobar no sólo su gran capacidad técnica sino, sobre todo, la coherencia artística de su obra. Y algo que suele ignorarse u olvidarse: su intencionalidad experimental, la búsqueda constante en torno a sus lenguajes y a referencias muy destacables de la historia del arte. Precisamente el tiempo, y sobre todo su trabajo, creo que la están empezando a situar donde debe estar, le pese a quien le pese”.

-Bien, volvamos al museo. No es fácil reunir 35 obras de Cristino de Vera, varias de Dokoupil, casi medio centenar de Pedro González. ¿Tienen problemas de espacio?

“La colección supera las 600 piezas”.

-¿Entonces?

“Además de otras 200 que tenemos en depósito. Es raro el museo que no echa en falta más espacio para poder exhibir una parte más amplia de su colección y para acometer más exposiciones temporales y otras actividades. En nuestro caso nos condiciona estar ubicados en una casa antigua; y claro que sería estupendo contar con más espacio. Incluso para almacenaje y talleres. O para el Centro de Documentación, que va creciendo a muy buen ritmo y en calidad en cuanto a los materiales que nos llegan. Pero también tenemos un contenedor magnífico, que es también una parte importante del interés patrimonial del museo, como buen ejemplo de arquitectura doméstica de la ciudad y que permite explicar y dar a conocer muchos procesos relacionados con su urbanismo y su evolución a lo largo del tiempo. En este punto no puedo olvidar el trabajo impecable realizado por el Estudio Márquez y por todo el equipo de profesionales que participó en la recuperación del inmueble”.

(Va quedando lejos el día en que Luz Marina Lorenzo compró un Cristino de Vera y se puso a soñar. El sueño derivó en la paulatina adquisición de obras de excelentes artistas canarios. Esta mujer tiene un mérito increíble, que Eliseo G. Izquierdo destaca en nuestra conversación en Los Limoneros. Le pregunto, para terminar, si existe en Canarias otro museo privado de la categoría de éste: “Afortunadamente, en Canarias existen más instituciones privadas de tipo museístico y, de hecho, en los últimos años se han incorporado otros, además de fundaciones que permiten acceder a colecciones privadas sorprendentes, por su gran calidad. Por eso insisto en que estos centros deberían contar con mucha mayor atención y apoyo. Sí debería añadir que, hoy por hoy, LM es el único centro que permite, en Canarias y de forma permanente, acceder a la obra de los grandes artistas isleños, gracias a una colección dotada con piezas de primer nivel”).

TE PUEDE INTERESAR