Los expertos de Viajes National Geographic han elaborado un listado con los pueblos más bonitos de España, entre los que se encuentran tres de Canarias. “Hemos seleccionados estos enclaves rurales de nuestra geografía imprescindibles para una escapada”, indica la prestigiosa publicación.
Según apunta Viajes National Geographic, estos 100 pueblos reclaman su lugar destacado en el panorama rural de España. Su legado patrimonial, su trazado urbano y su armoniosa relación con el entorno los convierten en auténticas joyas. Esta selección nos invita a explorar los pueblos más emblemáticos, donde podemos admirar sitios declarados Patrimonio de la Humanidad y deleitarnos con la deliciosa gastronomía local.
En el top 3 de este ranking se encuentran, por orden, Santillana del Mar (Cantabria), Ayllón (Segovia) y Butrago de Lozoya (Comunidad de Madrid). No obstante, si echamos un vistazo al listado completo, encontraremos cuatro preciosos enclaves canarios: Betancuria (Fuerteventura), Haría (Lanzarote), Tejeda (Gran Canaria) y Valle Gran Rey (La Gomera).
Betancuria: puesto 23
Sobre Betancuria, la revista de viajes asegura que es el pueblo más bello de Fuerteventura. Y que sea el más vacío explica los cambios acaecidos desde que en 1404 Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle establecieron aquí la capital de la tierra que estaban conquistando (actualmente, la capital de Fuerteventura es Puerto del Rosario). Solo el interior proporcionaba seguridad, pues la costa –la isla cuenta con 325 km de litoral, de los que nada menos que 77 corresponden a playas– era una fuente de peligros. Por ella irrumpían los piratas –África se halla a 100 km– y las incursiones esclavistas”.
Asimismo, subraya la preciosidad de “sus calles empedradas, a menudo entre casas de sólidos muros con balcones de pino canario”.
Haría: puesto 26
Viajes National Geographic asegura que la manera más impresionante de llegar a Haría es desde el sur, a través de la ruta que comienza en Teguise. El camino va ganando altitud gradualmente, hasta que repentinamente se asoma al valle de Malpaso. Antes de iniciar el descenso, atravesando cinco curvas cerradas, es recomendable hacer una parada en el Mirador de los Helechos para contemplar un paisaje idílico que deja una impresión duradera: el Valle de las Mil Palmeras. Este oasis de palmeras canarias abraza las casas encaladas de Haría y Máguez. Hacia el norte se alza imponente La Corona (609 m), un volcán con una silueta impecable, cuya cueva de 6 km con forma de túnel fue refugio de piratas en el pasado, y que hoy alberga dos atracciones emblemáticas del norte de la isla: los Jameos del Agua y la Cueva de los Verdes.
Situado en la cornisa de El Risco, Haría es un pueblo con una arraigada tradición agrícola y artesanal, como lo demuestra el mercado que se celebra los sábados por la mañana. César Manrique optó por Haría como lugar de residencia cuando la fama y el creciente turismo en la isla alteraron su tranquilidad. La casa donde vivió hasta su fallecimiento es ahora un museo. En sus amplios espacios se pueden admirar su estudio-taller, numerosas obras de arte y, sobre todo, la armoniosa fusión entre la arquitectura vernácula y la innovación respetuosa con el entorno natural.
Tejeda: puesto 44
La prestigiosa publicación destaca que la majestuosa caldera de Tejeda tiene un diámetro de aproximadamente 15 km y se originó por el hundimiento del terreno, siendo luego modelada por la erosión para formar profundos barrancos. En este telón de crestas erosionadas, destacan dos imponentes monolitos de basalto que desafían la verticalidad y que fueron considerados lugares sagrados por los habitantes de la isla. Nos referimos al Roque Nublo (1813 m) y al Roque Bentayga (1404 m), que se alzan al sur y sudoeste de Tejeda, respectivamente.
Situado a más de mil metros de altitud, Tejeda es un magnífico mirador hacia el paisaje petrificado que fascinó a Unamuno. Además de ofrecer vistas panorámicas impresionantes, el pueblo conserva la arquitectura tradicional canaria y todavía cuenta con viviendas-cueva, como en tiempos anteriores a la conquista. El Museo de las Tradiciones de Tejeda es una visita obligada, ya que rinde homenaje a aquellos que habitaron este lugar a lo largo de los siglos, en una estrecha relación con la naturaleza.
Valle Gran Rey: puesto 97
Los expertos de Viajes National Geographic señalan que en La Gomera no existen carreteras costeras que circunvalen la isla. Para desplazarse de una localidad costera a otra, es necesario ascender por un barranco hacia el interior de la isla y, una vez en las alturas, descender hacia el mar por otro desfiladero entre las montañas. Cada barranco presenta características únicas. El de Valle Gran Rey destaca por sus condiciones excepcionales: es soleado, resguardado del viento y abundante en manantiales de agua.
Valle Gran Rey no está formado por un núcleo urbano propiamente dicho, sino por un paisaje de palmeras y acantilados, salpicado de terrazas con cultivos, caseríos y pequeñas aldeas. Este enclave idílico atrajo hace medio siglo a un turismo de espíritu hippie, que valoraba la singularidad del valle y su aislamiento. En este vergel donde el desplazamiento implica ascender o descender, la playa del Inglés se convirtió en un punto de encuentro entre la cultura cosmopolita y la rastafari. Su arena negra, el intenso azul del océano y el romper de las olas continúan brindando atardeceres inolvidables. Hoy en día, el turismo rural ha tomado el relevo, atrayendo a viajeros que valoran la alimentación y el estilo de vida ecológicos.