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Carlos Nicanor y el pensamiento que (y se) pregunta acerca del hecho de estar aquí

El artista grancanario expone en Galería Artizar ‘Después de la calma’, un proyecto que se completará a finales de noviembre en Estados Unidos, en Panamerican Art Project de Miami
Carlos Nicanor junto a ‘Burladero’ y la pieza ‘Bomba’. / DA

De una reflexión que lleva a otra. De unas preguntas personales, quizás hasta singulares, pero no intransferibles ni exclusivas, puesto que, al fin y al cabo, abordan cuestiones que todos podemos compartir. Sobre las que todos podemos interrogarnos. Justo de ese territorio, que muchos llaman existencia, condición humana o la experiencia -o perplejidad- de estar ahora aquí, vivos, procede Después de la calma, la nueva exposición del artista Carlos Nicanor (Gran Canaria, 1974), que se puede contemplar hasta el 8 de junio en Galería Artizar (calle San Agustín, 63, La Laguna).

El título de la muestra, que es parte de un proyecto que se completará en noviembre en Estados Unidos, en la galería Panamerican Art Project de Miami, alude a lo cíclico: a la tempestad que llega tras la calma, que a su vez precede a otra calma, que más tarde dará paso a una tempestad…, explica el escultor canario en esta charla con DIARIO DE AVISOS.

La exposición se podrá visitar hasta el 8 de junio en Artizar (imagen de ‘La otra mirada’. / DA

DE LA LECCIÓN HASTA EL JARDÍN

“El punto de partida -detalla Carlos Nicanor- es una muestra anterior, De la carne al hueso, del hueso al alma (2023), que se expuso en el espacio San Antonio Abad del CAAM (Centro Atlántico de Arte Moderno, Las Palmas de Gran Canaria), donde quise reflexionar acerca de Lección de anatomía, de Rembrandt. Ahí me pregunté qué buscaban los personajes que aparecen en el cuadro, si quizás estaban yendo más allá del organismo humano y se trataba de una búsqueda del alma”.

Este proyecto expositivo era una “reflexión íntima y pausada”, mientras que ahora, apunta el escultor, todo es muy diferente. “Me baso en el tríptico de El jardín de las delicias, del Bosco. Parto de ese comienzo, que nos muestra a Adán y Eva en el paraíso, para plantear el deterioro del ser humano, pero saltando del panel central y yendo de repente al otro extremo, que es el descenso a los infiernos”.

“La idea de todo el proyecto -añade- es que si bien no existe un lugar físico que se llame infierno, todos cargamos con un purgatorio personal que puede derivar en un infierno propio”.

A la izquierda, ‘Cicatriz’. / DA

LOS MATERIALES

La elección de los materiales es esencial en el proceso creativo de cada obra. “Por ejemplo -argumenta el artista-, en la pieza Burladero (madera, cuerdas e hilo) represento una piel, una piel hecha con hilo, sobre un soporte básico, la madera”. “Ahí surge la carne cuando se abre la piel, una carne con cicatrices de latigazos. La piel es la que nos protege, lo aguanta todo. Por eso la obra se llama Burladero, porque nos situamos tras esa piel”.

“Pensar la pieza y pensar en el material es importante para mí. El uso de la madera predomina en mi obra porque es un material amable, que conozco, pero también me interesa introducir el hilo, el elemento textil, en la escultura, como en mi representación de Kakia [que en la mitología griega simboliza el vicio y lo inmoral], una pieza de bronce. Cada obra necesita su material”.

Imágenes de las obras ‘Kakia’ y ‘Despierta’. / DA

“El trabajo en el taller es un proceso tan lento que tienes mucho tiempo para pensar”, argumenta Carlos Nicanor acerca de una labor que comienza con una idea, “pero no sé cómo acabará”. “Hay un desarrollo que está implícito a la propia creación”, afirma. “Nunca hay una pauta preestablecida. A lo mejor, tengo pensadas tres o cuatro piezas, pero el resto van surgiendo de ese mismo trabajo, que se va ramificando”, apostilla.

‘Bomba’ (detalle). / DA

El escultor grancanario explica que el momento artístico en el que se halla tiene mucho que ver con la “mirada interior”. “Puede parecer vanidad -puntualiza-, pero creo que es justo lo contrario. Al observar en mi interior, me doy cuenta de que todo lo que me ocurre, posiblemente, le sucede a los demás. Me investigo y me voy conociendo, especialmente a partir de unas reflexiones que todos, antes y ahora, se han planteado”.

‘Desenlace’ (detalle). / DA

LA UTOPÍA

En el ejercicio de su vocación, Carlos Nicanor busca una utopía, mientras que por el camino va hallando conocimiento. “Es algo muy personal, íntimo, y también considero que evolutivo. Siento que con la escultura crezco, no solo como artista, también como ser humano, porque en ella influye todo lo que pasa en mi vida”, asevera. “Es un ejercicio bastante terapéutico, que te va aportando muchas cosas desde la sensibilidad. El taller es un santuario, un sitio donde me siento bien y donde me siento libre. Desde ahí puedo hacer todo lo que quiera, porque el pensamiento se expande”, concluye el escultor canario.

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