sociedad

Dos años en una autocaravana, sin recursos y con cáncer de colon

Walter Fabián, de 60 años, solo recibe ayuda de una familia y de la Policía de Arona, a la espera de lograr la invalidez permanente: “No me he suicidado porque creo en Dios”, dice

Vive desde 1996 en Tenerife, a donde llegó desde su Argentina natal. Desde hace dos años, y así consta como su domicilio, reside en la autocaravana número 1 de la calle Las Madrigueras, en Playa de Las Américas (Arona), junto al depósito de grúas municipal, tras causar baja laboral por un cáncer colorrectal. De momento, espera por la incapacidad permanente.

Se trata de Walter Fabián Espósito, de 60 años, que ha hecho un llamamiento desgarrador en busca de alguna ayuda que le permita seguir viviendo. “He pensando en suicidarme, pero creo en Dios”, admite con lágrimas, mientras recuerda que solo la ayuda de una familia y de algún agente de la Policía Local le permite salir adelante, “aunque hoy solo tengo un euro y treinta céntimos para una botella de agua y un pan”, confiesa.

Hace dos años, se quedó sin trabajo en un hotel de Los Cristianos porque se le diagnosticó un cáncer de colon. Desde entonces, vive entre la autocaravana y los centros médicos. “Me dieron una indemnización, pero preferí comprarme una autocaravana a alquilar un piso con alguien, con tan mala suerte que me engañaron por internet y casi la pierdo cuando se quemó la nevera”.

Ahora dispone de agua, pero no de bombona por miedo a que se produzca otro incendio. “A final de mes, es posible que el Rotary Club me traiga comida, el problema es que apenas tengo una nevera de playa para poner el hielo”.

SIN INGRESOS

Walter Fabián Espósito recibió ayudas del Consulado de Argentina, pero, ahora, ya no tiene ningún ingreso “porque me dicen que tengo una deuda de 2.880 euros con el Inem”. Está censado con pasaporte español en su autocaravana, justo al lado del campo de fútbol Antonio Domínguez y es un conocido de la Policía Local.

“No me gusta ni beber ni fumar y me encanta estar solo, no me gusta meterme con nadie” y solo pide que todo aquel que pueda se acerque a su “casa” para ayudarle con lo que pueda, a la espera de que salga “el expediente de la invalidez permanente, que me lleva una abogada de oficio”. Mientras, y antes de final de mes, recibirá los resultados de los análisis que determinarán si tiene o no cáncer de próstata.

“Estoy débil y no puedo levantar ni una garrafa de ocho litros, pero siempre me levanto con una sonrisa, quiero seguir viviendo”, afirma Walter con un halo de esperanza.

TE PUEDE INTERESAR