Una cosa son las previsiones y los anuncios de las administraciones públicas y otra, muy diferente, la realidad que soportan los ciudadanos con la falta de puntería de los políticos y técnicos a la hora de fijar las fechas de inauguración de infraestructuras sociosanitarias y educativas fundamentales en el sur de Tenerife. Acertar con los plazos no solo es una asignatura pendiente en la comarca, salvo contadas excepciones, sino que se ha convertido en una tónica generalizada, con casos de retrasos de más de un lustro que claman al cielo.
El ejemplo más evidente es la residencia de mayores de Guía de Isora, que lidera el ranking de los desfases entre lo dicho y lo hecho. El proyecto arrancó en mayo de 2010 con la demolición de las antiguas escuelas del casco urbano, utilizadas también en su día como centro de salud. Después de un parón de tres años por las restricciones económicas, a las que obligaba el Estado a raíz de la crisis financiera, las obras se retomaron en mayo de 2018 con la idea de terminarlas a principios de 2019, y que el Instituto de Atención Sociosanitaria procediera a su equipamiento en los siguientes 12 meses con el objetivo de que entrara en funcionamiento en el primer trimestre de 2020.
Pero las intenciones han ido por un lado y el ritmo de la obra y los problemas burocráticos, por otro. A fecha de hoy, el centro de mayores de Guía de Isora, que contará con 75 plazas residenciales y otras 20 diurnas destinadas a la comarca suroeste, sigue sin abrir sus puertas. El último plazo conocido, aportado tras una reunión celebrada a finales del año pasado entre la presidenta del Cabildo, Rosa Dávila, y la alcaldesa isorana, Ana Dorta, apunta a que la infraestructura estará finalizada y equipada a lo largo de este año, y su apertura se fija para el “primer semestre de 2025”. Más de cinco años después del plazo previsto.
Otro de los ejemplos de obras que se eternizan se localiza en Adeje. Los trabajos para construir el Centro Integrado de Formación Profesional, único en la comarca, también se han atascado, después de que fueran adjudicados en mayo de 2018 a la empresa Proyecon Galicia con un plazo de ejecución de 22 meses. La obra se inició en julio de ese año, por lo que el edificio debería haberse concluido en mayo de 2020. Nada más lejos de la realidad.
El consejero de Educación, Poli Suárez, manifestó el pasado mes de diciembre en el Parlamento de Canarias que la “idea” es que el centro, con capacidad para 500 alumnos, esté operativo para el próximo curso, “al menos para impartir materias relacionadas con el turismo, administración o informática”. Suárez indicó que se han concedido hasta siete ampliaciones del plazo de ejecución y en su etapa al frente del departamento se aprobó el segundo proyecto modificado, con la consiguiente variación económica.
El consejero justificó las ampliaciones de los plazos en las afecciones derivadas por la pandemia, el retraso en el tiempo de entrega de los materiales, los problemas en el transporte, la escasez de materias primas, las incidencias por el aumento del coste de la energía y la guerra de Ucrania. En el mejor de los casos, la demora en la apertura del innovador centro de formación será de casi cuatro años y medio.