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¡Que viva el pequeño Nicolás!

El Tribunal Supremo ha absuelto, en casación, al pequeño Nicolás de los delitos de usurpación de funciones y de cohecho que le atribuía la Audiencia de Madrid. Fran, que así se llama el pequeño Nicolás, goza de toda mi simpatía y él no es nada más que un eslabón en la cadena de pícaros de esta España mía/esta España nuestra que cantaba me parece que Cecilia y que puso como título de su libro el diplomático ChenchoArias. El Supremo dice, y dice muy bien, que lo que hizo el pequeño Nicolás haciéndose pasar por dignatario de no sé qué, en Galicia o por ahí, es sólo “un acto de jactancia”, que no dañó a nadie, al menos de manera significativa. Yo creo que lo de Fran fue una chiquillada, disfrazada de manía de grandeza. Yo entre Pedro Sánchez y el pequeño Nicolás me quedo con Fran, porque aunque los dos son muy listos, Sánchez es pillo y el pequeño Nicolás inteligente, así que, repito, me quedo con Fran. Por lo tanto, ¡que viva el pequeño Nicolás!, y un recuerdo afectuoso para don Laureano López Rodó, paz descanse, que puso en marcha el plan de desarrollo, aprovechando los estanques de Franco, al que llegaron a llamar (sotto voce) Paco el Rana, porque iba de pantano en pantano. Así que el pequeño Nicolás podrá dejar de vivir en Las Palmas e incorporarse al tiberio nacional/socialista que han montado los polaquitos catalanes y demás. Olé.

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