Por Carlos Acosta García. | Son varias las opiniones que, en folletos, libros, revistas… nos ha sido posible leer en relación con la llegada y la estancia en Garachico de una imagen de la Virgen de la Luz.. Hay muchas coincidencias en los datos y pocas diferencias en cuanto se relaciona con ella.. Creo que fue en el año 1521 cuando apareció la imagen junto a la costa garachiquense. Y se dice, en alguna de las crónicas, que tal imagen fue hallada por el pescador Simón González de Herrera. Tal encuentro se narra acá y allá con frases no siempre coincidentes. Nosotros pretendemos contar al lector que, pese a que han transcurrido desde entonces nada menos que 503 años, nos resultan gratas estas palabras que nos ofreció el diario “La Tarde” con fecha 20 de julio de 1969: “Esta imagen es la mis misma que se veneraba en la parroquia de Villafranca, en la Isla de San Miguel, una de las Terciarias, de cuyo templo la sacó un aluvión formidable que, en el citado año, hubo en aquella isla “.
Decir que la imagen se mantiene en el altar mayor de la iglesia franciscana de Ntra. Sra. de los Angeles, en Garachico, es hablar de verdad absoluta. Y habrá que decir también que los comentarios surgidos en tan largo espacio de tiempo no han logrado menguar la devoción que, en torno a la imagen, hemos vivido a través de los años.
Entre los muchos comentarios que en torno a la imagen nos llegan una vez y otra, de este lugar y de otro, hemos elegido el que afirma que la imagen fue encontrada por unos marineros de La Orotava en las aguas próximas a Adeje y que pretendieron llevarla a su pueblo, pero no lo quiso la Naturaleza, que envió viento y lluvia que no permitieron cumplir los deseos iniciales de retirar la Virgen de las aguas de Garachico para llevarla al pueblo de su nacimiento.
En el libro del que hemos tomado estas notas, se amplían considerablemente detalles sobre el tema, pero preferimos dejar aquí la crónica, sin aditamentos posteriores, salvo, como hemos dicho, que la imagen se conserva en la Villa y Puerto, donde incluso ha sido restaurada debido al estado poco grato que lucía por el implacable paso del tiempo.