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Gustavo González Garrido: “‘Sor Úrsula de San Pedro’ es una terrible historia de amor”

Gustavo González Garrido, actor y autor teatral, nació en Santa Cruz en 1950

Un hombre que organiza un concurso de cartas de amor en el Círculo de Amistad es un poeta. Un niño que con 11 años se aprende e interpreta, en el Colegio La Salle, “La venganza de Don Mendo” es un artista. Un señor que se sabe de memoria el monólogo de Segismundo, que lee a Calderón de la Barca, que ha escrito y representado trece obras de teatro y que danza, con el amor a cuestas, entre el drama y la comedia, es un señor autor teatral. Pues lo tengo ante mí, se llama Gustavo González Garrido, nació en Santa Cruz en 1950, trabajó como abogado y como técnico de la Administración General, por oposición, en el Cabildo de Tenerife durante cuarenta años, se casó con el amor de su vida, Mavi, y tienen dos hijos, Marta y Gustavo. Marta González de Vega es actriz de éxito y la famosa guionista de Santiago Segura y de José Mota. Sobre todo, una actriz como la copa de un pino, como lo demuestra cada vez que sale y recita su monólogo en un teatro de Madrid: “De Caperucita a Loba en sólo seis tíos”. A finales de este mes termina otra temporada y la nueva comenzará en octubre y será la novena. Su otro hijo, Tavo, se licenció en Derecho, como cada miembro de la familia, y ejerce la política como alto cargo del Gobierno de Canarias. Gustavo padre, dice: “También quiero citar a mi nuera, Onnexa, que no hace mucho tiempo nos dio la felicidad de unirse a nuestra familia. En fin, Andrés, que miro hacia atrás y me doy cuenta de que todo el trabajo de mi vida, en lo cultural y en lo jurídico, o en cualquier otro aspecto, significa muy poco porque lo verdaderamente importante lo tengo en estas personas que te he nombrado y por ellas me siento un hombre muy feliz”. Bien, pues me vale, por supuesto, como introducción.

-Un hombre que organiza un concurso de cartas de amor es un romántico. ¿O no?
“Sí, me considero un romántico. Un día se me ocurrió, siendo directivo del Círculo, en la época de la presidencia de Ignacio González, organizar un concurso distinto, un concurso de cartas de amor. Amor en el sentido más amplio del término: a una persona, a un animal, a una cosa, concepto o idea. El premio lo entregábamos el 21 de diciembre, que es una fecha muy especial para mí. Celebramos cinco ediciones y publicamos un libro con las cartas premiadas. Gustó mucho”.


-¿Y esa afición por el teatro?
“Desde muy joven sentí una verdadera atracción por el teatro y en La Salle me subí al escenario por vez primera con una obra de Alejandro Casona. También, ya en la Universidad, me incorporé al TEU y no perdía oportunidad de asistir a las representaciones de las compañías que hacían escala aquí, camino de América. Y escribía cuentos y mucha poesía. De nuevo la vena romántica, aunque sin rozar la dramaturgia hasta mucho tiempo más tarde”.


-¿Cuál fue tu primera obra dramática?
“Pues un monólogo para mi hija Marta; yo ya tenía cuarenta años y ella, aún muy joven e influenciada sin duda por la gran afición familiar al teatro, decidió presentarse a un certamen convocado por el Ayuntamiento de Santa Cruz, en el que fue premiada y seleccionada para acudir al certamen nacional que tuvo lugar en Tomelloso (Ciudad Real)”.


-A ver, Gustavo, si te dieran a elegir, ¿monólogo o comedia?
“No te sabría responder a eso”.


-¿Por qué?
“¿Monólogo, comedia o drama? ¿Y drama histórico o actual? ¿En prosa, en verso? A lo largo de los años yo he practicado todos estos subgéneros teatrales y ninguno de ellos resulta más difícil o más fácil, todo depende del momento en que acometes la tarea y de la motivación que tengas para ello. Y, por supuesto, de tus propias capacidades. Y me parece esencial que disfrutes escribiéndolos”.


-Pero tú has escrito sobre todo comedia, ¿no?
“Sí, pero esto no evita que entre las que considero personalmente mis mejores obras se encuentre en primer lugar “Sor Úrsula de San Pedro”, un drama histórico, y “La herencia de Juan Castillo”, mi única obra en verso. El hecho de haber priorizado el género de la comedia no es otro que su mejor acogida por parte del público a la hora de acudir al teatro”.


-Por cierto, el teatro en Canarias casi no existe.
“No, no estoy de acuerdo con eso, porque hay compañías locales que siguen defendiendo muy dignamente la actividad, así como otras foráneas, profesionales, que regularmente nos visitan. Es cierto que los medios audiovisuales, con el paso de los años, le han ido comiendo terreno al teatro y el número de espectadores se ha reducido. Pero lo mismo podríamos decir del cine, en lo que se refiere a su exhibición en salas comerciales”.


-Los tiempos cambian.
“Sí, efectivamente, los tiempos cambian, los gustos evolucionan, la ciencia y la técnica ofrecen nuevas posibilidades en todos los aspectos; y nosotros, queramos o no, nos vamos quedando anclados en otros tiempos, eso sí con un bagaje de experiencias inolvidables y sumamente valiosas”.


-En los años 70 el teatro en Canarias tenía una gran repercusión.
“Sí, es bonito retroceder en el tiempo. Ignacio García-Talavera fue mi primer y único profesor de teatro. Con Fernando H. Guzmán, con el que muchos años más tarde me reencontraría para intervenir como actor, y bajo su dirección, participé en dos montajes que hizo la llamada Compañía Insular de Teatro, a principios de los 90. Y sería a partir de la primera de estas obras, “Cristóbal Colón”, cuando me integré de nuevo en la actividad teatral activa, de la que me había alejado tantos años”.


-¿Por qué?
“Pues no precisamente por falta de ganas sino por la necesidad de dedicar mi tiempo a responsabilidades profesionales y familiares. Y a partir de ahí no sólo volví a subir al escenario como actor, sino que comencé a escribir como dramaturgo, iniciándome con el monólogo para mi hija Marta al que antes me referí y continuando con un total de trece obras, todas estrenadas, dentro y fuera de la isla. Incluso alguna de ellas, como “El banquete de Agatona”, fue representada en varios lugares de la península y hasta en Caracas, donde fue galardonada”.


(Me habla de recordados actores: Juanjo Parrilla, Marisa Lusson, Juancho Aguiar, Manuel Z. Solís, Ángel Cánovas (el inolvidable sargento de la Guardia Civil en “Guarapo”, de los hermanos Ríos), Delia Vivó, Tito Galván. José Luis de Madariaga, Florinda Díez. “Con todos”, me dice Gustavo, “tuve el honor de compartir escenario y de crear personajes pensando específicamente en cada uno de ellos”).


-Háblame de tu obra más conocida, “Sor Úrsula de San Pedro”. Una historia de amor que acabó en drama.
“Se ve que el amor forma parte principal de esta conversación”.


-Bueno, puede, dada la temática del autor.
“O puede ser que tengas mucho de romántico tú también. Pues hablemos de este personaje tan entrañable para mí y absolutamente auténtico, ya que forma parte de la historia viva de una ciudad tan querida e interesante como es San Cristóbal de La Laguna”.


-Cuéntame entonces.
“Era 1996. Yo veraneaba con mi familia en El Médano y, como cada mañana, salí a comprar el DIARIO DE AVISOS. Y leyendo el periódico encontré una pequeña reseña en la que se citaba a Sor Úrsula de San Pedro de Rojas y a Jerónimo Grimón y Rojas. Voy a hacerte un resumen breve del asunto”.


(Y es entonces cuando Gustavo González Garrido me cuenta el argumento de la historia. Corría el año 1651. Una monja profesa del convento de Santa Catalina y un noble perteneciente a la Casa de Grimón, perdidamente enamorados el uno del otro, huyen juntos para intentar vivir su amor libremente, fuera de la isla. La sociedad opresora de entonces no iba a permitírselo. Y casi lo consiguen, pero, por desgracia, son apresados, ella es recluida para siempre en una celda de penitencia del convento y él, tras un proceso incoado por la Real Audiencia de Las Palmas, es condenado a muerte y ajusticiado en la Plaza de San Miguel de Abajo, hoy Plaza del Adelantado, siendo sor Úrsula obligada a presenciar la ejecución, tras una celosía del convento”).


–Joder, una historia terrible.
“Los datos los encontré en un trabajo del historiador don Tomás Tabares de Nava, publicado en el año 1946 en la Revista de Historia de la Universidad de La Laguna. Lógicamente tuve que crear los diferentes personajes de la obra y los diálogos, pero con absoluto respeto a la realidad histórica, en lo esencial”.


–El estreno fue un éxito.
“La estrenamos en 1998, en el Teatro Guimerá, bajo el título “Sor Úrsula de San Pedro (Amor y muerte en un convento de San Cristóbal de La Laguna)”. Cuatro días seguidos, abarrotado el teatro de un público que acogió la obra con entusiasmo. Reclamado su reestreno, la volvimos a poner en escena en el año 2000 y estoy especialmente orgulloso de la maravillosa interpretación dramática que hizo mi hija Marta, encarnando el personaje de Úrsula. Ese mismo año, la obra fue publicada por el CCPC y esto, aparte de las representaciones teatrales y de su difusión televisiva, ayudó a difundir al público en general esta preciosa y dramática historia, hasta entonces prácticamente desconocida”.


-Has publicado varios libros de teatro, aquí y fuera de aquí.
“En todos lados y bajo todas las formas. Al primero de ellos le puse como título “El amor, entre el drama y la comedia”. Incluía un drama, el de sor Úrsula, y una comedia, “El banquete de Agatona”. Y mi última publicación, ya en 2010, no fue relativa al teatro, sino una novela, “El último ciclo de la Luna”. No se puede decir que sea una novela de amor, pero sí que el amor es un sentimiento que está presente a lo largo de toda la historia que se cuenta”.


-¿El verso?
“Siempre he tenido una gran predisposición hacia él. Me divierto. Versifico sin esfuerzo alguno”.


-La venganza de don Mendo.
“Con 11 o 12 años me compré en la Librería Goya una edición de bolsillo de esta obra de don Pedro Muñoz Seca. Había visto su adaptación al cine y me gustó tanto que acabé aprendiéndome la obra completa de memoria, con todos los personajes incluidos. Aún hoy puedo recitar de corrido buena parte de ella. Sin embargo, no te creas que recuerdo tan bien los diálogos de mis propias obras. Las tramas, sí; gracias a Dios no he llegado a ese nivel de senectud”.


-Trece obras estrenadas. No son pocas.
“Sí, he escrito y estrenado trece obras y en ese número las incluyo todas, con independencia de su duración. Si hablamos del autor dramático canario más prolífico, yo te diría que es mi buen amigo Ángel Camacho Cabrera”.


-Marta González de Vega, tu hija, es algo muy especial para ti.
“Como ya te dije, toda la familia es especial, pero si me preguntas por mi hija Marta te diré que estoy muy orgulloso de ella. Lleva ocho temporadas interpretando una obra en Madrid, a teatro lleno. Un monólogo. Pocos lo consiguen y ella lo ha logrado. Interpreta en teatro, en cine y en televisión y sería prolijo hablar de la actividad que desarrolla en Madrid desde que se fue, hace ya 25 años, nada más acabar la carrera de Derecho”.


(Y hablando y hablando llegamos al final de la entrevista con un hombre que ha dedicado toda su vida a su familia, al trabajo como técnico de la Administración y al teatro. Un hombre que ha estrenado trece piezas teatrales, algunas con una fuerza en su argumento realmente notable, como esa Úrsula de San Pedro, reviviendo una vieja historia de amor. Un drama. Ha sido un placer esta comida con Gustavo González Garrido, cuya obra debería conocerse más).

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