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Comandante Juan Reyes: “El avión de Air Malasia desaparecido regresará un día a la Tierra, con todos sus pasajeros”

Reyes ha sido ponente principal en el Congreso Mundial de Ufología de Barcelona
Comandante Juan Reyes: "El avión de Air Malasia desaparecido regresará un día a la Tierra, con todos sus pasajeros"

Pues claro que creo que están aquí, entre nosotros”, me dice el comandante retirado Juan Reyes, con 26.660 horas de vuelo reales –no de aeropuertos–, experto piloto de líneas aéreas, estudioso del fenómeno ovni y ponente principal en el IX Congreso Mundial de Ufología, celebrado en Barcelona. Juan Reyes, además de comandante de líneas aéreas, con 42 años de profesión a sus espaldas, es perito investigador de accidentes e incidentes de aeronaves, perito de COPAC (Colegio Oficial de Pilotos de Aviación Comercial) y perito judicial por la Comunidad de Madrid. Y se refiere, naturalmente, a los extraterrestres, que él cree que han llegado, en son de paz, que nos observan y que nos investigan. Juan tuvo una experiencia con un objeto no identificado, el 12 de marzo de 1997, regresando a España desde Nueva York comandando un Boeing 757/200 de Air Europa, incidente que ha vuelto a exponer en el congreso de Barcelona hace unos días. Ocurrió a unas 50 millas al oeste de la ciudad de Vigo y volando a 11.800 metros de altura. Un avistamiento que fue corroborado por el comandante de un avión de Iberia que volaba a diez minutos del suyo, en la misma ruta de entrada a la península. Juan Reyes sostiene que hay una base ovni en las coordenadas N42 26.9 W009 31.2, bajo el mar. Y que los “hombres de negro” lo saben, pero no lo reconocen. El canal temático Discovery lo ha invitado en varias ocasiones a participar en programas relativos al fenómeno ovni, así como el espacio televisivo Cuarto Milenio, en Cuatro. Juan Reyes nació en La Guancha (Tenerife) en 1951.


-¿Qué conclusiones sacas del congreso mundial en el que has sido ponente principal?
“Para no repetirme, te diré que los expertos americanos que asistieron a la reunión internacional dejaron muy claro que la NASA y el Pentágono tienen mucha información y no la quieren hacer pública. Existen intereses comerciales de por medio. Luego están mintiendo a la gente”.


-Tu avistamiento del año 1997 ha sido uno de los más claros y mejor informados por parte de un piloto comercial.
“Hay más pilotos que han informado de esos objetos, pero sí, tuvo y aún tiene gran repercusión. A 11.800 metros de altura parecía una enorme nave, situada en el mar, y por tanto debajo de nosotros, muy iluminada, hasta el punto de que la luz llegaba e iluminaba nuestro avión, una nave con la forma de la isla de Gran Canaria y enorme, de unos cuarenta kilómetros de largo por otros cuarenta de ancho”.


-¿Sentiste miedo?
“No, sentimos curiosidad. Pudo verlo todo el que quiso. Miedo, ¿por qué? Si quisieran hacernos daño ya nos lo habrían causado. Está claro que no desean molestarnos”.


-¿Relacionas tus investigaciones sobre ovnis con un misterioso robo que sufriste en Punta Cana, en la República Dominicana?
“Sí, me robaron el ordenador, los pasaportes de toda la familia, documentación de vuelo, dinero, joyas familiares, medicinas del niño. Todo estaba en la caja fuerte del hotel. El robo ocurrió cuando yo almorzaba con mi familia. Por la noche, alguien dejó en el hotel la documentación y mis credenciales de vuelo. Y a mí me indemnizaron con 24.160 euros. Fue todo muy extraño. Me pidieron por favor que no interpusiera denuncia, pero yo sí lo hice. El robo ocurrió en el hotel Bávaro Palace, el antiguo Barceló, y me da que el director dio una versión no ajustada a la realidad”.


-¿Y de quién sospechas?
“De los “hombres de negro”. Simularon un robo para quedarse con el ordenador y volcar su contenido; estoy seguro de eso”.


-Está sin aclarar la desaparición del vuelo del Boeing 777 de Air Malasia. Y eso pasó en 2014. ¿Qué crees que ocurrió?
“A lo mejor nos lo cuentan los pasajeros cuando regresen”.


-¿De dónde?
“De la nave espacial que se los llevó. Y no es la primera vez. Recuerda el caso del avión que intentó aterrizar en Caracas, 37 años después de haber despegado de Nueva York con destino a Miami. Un vuelo que debía durar tres horas”.


-Refréscame la memoria, Juan.
“En el año 1992, un avión DC-4 de Pan-Am que había salido de Nueva York en 1955, con 57 pasajeros y 4 tripulantes a bordo, rumbo a Miami, desapareció del radar, nunca más se supo de él, apareció en Caracas, 37 años después, y el comandante pidió permiso para aterrizar. El controlador se puso muy nervioso y entabló un diálogo con el comandante, pero el hombre de la torre, que se llamaba Juan de la Corte, empezó a dar órdenes contradictorias y el avión de Pan-Am abortó el aterrizaje y volvió a desaparecer. Lo mismo que el controlador”.


-Parece cosa de ciencia ficción.
“Yo estoy convencido de que el B-777 de Air Malasia, vuelo MH 370, aparecerá un día y también creo que fue abducido por una gigantesca nave espacial, similar a la que yo vi con mis ojos a 50 millas al oeste de Vigo. Tengo todo el estudio de su trayectoria, jamás se ha encontrado un solo resto del aparato y fue buscado durante meses por 28 aviones y 34 barcos. No dejó el más mínimo rastro. Yo estoy seguro de que ese avión y sus pasajeros volverán un día a la Tierra”.


-Parece que la tecnología de esos otros mundos es brutal.
“Comparada con la nuestra, por supuesto. Los estudios de expertos, de verdaderas autoridades en el mundo de la ufología, dicen que hay al menos 57 razas de seres de otros mundos. No sabemos cómo se llevan entre ellos ni quiénes son los que mandan. Se burlan de nosotros, detectas la presencia de sus naves con el radar solamente cuando ellos quieren; cuando no quieren, no los puedes localizar”.


-A mí lo del avión de Air Malasia me apasiona.
“Se han falsificado pruebas, como unos flaps aparecidos en la Isla Reunión, en el Índico. ¿Pero quién puede hacer eso? La NASA alteró fotografías tomadas durante la búsqueda. Pero, ¿por qué? ¿No estaríamos más tranquilos sabiendo lo que hay? ¿Por qué el comandante de ese vuelo apagó el transponder? Todo es una especie de locura. Yo no he sido influenciado ni contratado por terceros. Me baso en mis propias investigaciones y en lo que he visto. Esas personas regresarán un día, seguro”.


-Cuando el avistamiento de aquel objeto, cerca de Vigo, ¿cuánto tiempo tardaste en sobrevolar la nave?
“Fueron tres minutos. Y el avión de Iberia que venía detrás comunica a control Madrid que la información que nosotros dimos, y que él había escuchado por radio, era cien por cien correcta. Nos vimos en Madrid a nuestra llegada –con el comandante del DC-10 de Iberia— y contrastamos todo lo que observamos: era lo mismo”.


-¿Estás convencido de que vienen en son de paz?
“Totalmente convencido. Y puede que haga mucho tiempo que estén entre nosotros. Mira, yo me considero una persona formada, he dedicado mi vida a la aviación, he sido comandante de varias compañías y tras 42 años de trabajo tripulando aviones he volado más de 26.000 horas, ¿crees que me inventaría algo de lo que cuento? En el congreso celebrado en Barcelona, al que me han vuelto a invitar para el año que viene, se habló del oscurantismo, sobre todo de la NASA y del Pentágono, pero otros países, incluido España, ocultan también cosas”.


-Sorprende la velocidad a la que, según dicen los testigos, vuelan esas naves.
“Pueden acelerar de 0 a 15.000 kilómetros por hora en segundos. Se han visto cerca de instalaciones donde está depositado armamento nuclear y esos objetos tienen diferentes tamaños. Yo estoy convencido de que en el área llamada D 82, cerca de Vigo, hay una base submarina. Lo que digo puede parecer sorprendente, o una exageración, pero estoy seguro de que es verdad”.


(Todo lo que cuenta el comandante Juan Reyes lo documenta con papeles, tanto su propia experiencia como el famoso vuelo de Air Malasia. Tiene frases de cariño hacia uno de los aviones que voló, el B-757/200, “un gran avión, el mejor que he volado y conste que los he pilotado casi todos”. Juan Reyes me llevó dos veces a Caracas y una a Nueva York, creo que en el Airbus 330 de Air Europa. Lo conozco bien, es un hombre sensato, ponderado y lleno de experiencias. Estuvo considerado como uno de los grandes comandantes de la compañía. En un tiempo trabajó en Venezuela, sobrevolando varias veces la selva amazónica, conoce el país a la perfección. Se retiró, al cumplir la edad reglamentaria, como comandante de Air Europa, donde dejó su impronta de caballerosidad y profesionalidad. Me habla de Tomás Cano, fundador de la compañía y lo hace con mucho cariño y respeto. Por cierto, tiene un récord: Caracas-Tenerife Norte en cinco horas justas, con el B-757).


-¿Y por qué estudias los ovnis?
“Porque me apasionan y porque fui testigo privilegiado de su existencia”.


-¿Crees que el Gobierno español sabe más de lo que dice?
“Por supuesto. Es que no dice nada. Y cuando desclasifican documentos ya los han censurado. Igual que los americanos, no saben cómo afrontar las evidencias. Temen que el mundo lo confunda todo, no sé. Mira, hay miedo porque en Galicia, cuando investigué lo que vi y lo que vieron docenas de testigos, todos hablaban hasta que les preguntabas si querían ser grabados. Existe una especie de pánico a convertirse en testigos oficiales, con rostro. Decían, por ejemplo, que esas naves enormes entran en el mar y ni siquiera provocan espuma, ni olas, entran y salen limpiamente”.


-¿Qué temen las autoridades para no dar a conocer lo que saben?
“No lo sé, quizá teman que la gente no se suba a los aviones y que se provoque una crisis mundial en las comunicaciones. Pero si nos hubieran querido hacer daño ya lo habrían hecho. Estoy convencido de que vienen y vendrán en son de paz”.


-Y eso de que aviones que desaparecieron sin dejar rastro vuelvan a un aeropuerto muchos años después. Parece algo increíble.
“Ya ha ocurrido. ¿Increíble por qué? No lo vamos a saber todo, la tecnología desarrollada por seres de otros mundos puede ser brutal. Es bueno no convertirse uno en escéptico y no debemos pensar que somos los únicos. ¿Los únicos por qué? Puede haber otros mundos, otras civilizaciones que nos superan ampliamente en tecnología. No sabemos casi nada de ellos”.


-Una curiosidad. Esa zona, cerca de Vigo, la llamada D-82, ¿está sin control de radar?
“No, qué va. La D-82 está dentro de la cobertura de radar de Pegaso, cuya antena es la EVA 10 situada en Barbanza, La Coruña. Sin embargo, el controlador de Pegaso de guardia certifica que esa noche del avistamiento, en el radar no se observó nada. Y cabe destacar que en el radar de nuestro avión tampoco se veía nada, ni con la antena en manual, ni con la antena en automático. Porque cuando “ellos” se ponen en modo invisible ya te dije que no se detecta absolutamente nada”.


-Esto es más apasionante de lo que había pensado.
“Y lo que nos queda por saber”.


(Podíamos seguir hablando horas y horas con el comandante Juan Reyes. Lo dejamos para otra ocasión. Asombra su gran seguridad a la hora de exponer sus vivencias y lo que ha investigado. El tema es, cuando menos, apasionante).

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