Es curiosa la vestimenta de Luis Yeray, alcalde de La Laguna. No sé si la moda es ahora esta, pero los pantalones le quedan muy cortos y los faldones de las chaquetas no le sobrepasan el ombligo. Es posible que sea el precursor de una nueva moda ad lib lagunera, como aquella que se inventaron en Ibiza, pero a mí no me gusta. Que el alcalde cambie de sastre, porque el suyo trabaja menos que el de Tarzán. Ahora que se ha peleado con Vox, es un buen momento para ir a otra boutique a cuidar el look. O para echar mantequilla en los calcetines, a ver si le baja el vuelto de los pantalones. Con la chaqueta no hay remedio. Si quiere le recomiendo al italiano al que yo le compro la ropa; le lleva dos chaquetas y con las dos le hace una, pero con los faldones en su sitio. Porque Luis Yeray se parece al capitán Jack Sparrow, no le hace falta sino un cuchillo entre los dientes y el sombrero zarrapastroso. Además, los calcetines blancos no se deben usar, para no parecerse a Fran, el rector de La Laguna, que acostumbra a calzárselos impunemente con cualquier tipo de traje gris marengo, modelo isla menor. Los canarios vestimos mal y cuando nos ponemos a innovar nos sale un Marco González en el baile de magos portuense, que parecía un mozo de los Sanfermines. Y mira que Marco me cae bien y es un gran alcalde, aunque abuse de los voladores. En la procesión del Carmen mezcló el verde con el rosa fucsia y, hombre, es un atuendo muy Sexo en Nueva York o como de película de Barbie. Pero tenía la chaqueta y los pantalones en su sitio, no como Luis Yeray, al que le queda todo chico, como si le hubiese pedido la ropa prestada al Mudo de Blancanieves.