Los condones son para el verano

Trescientos mil condones serán distribuidos en la Villa Olímpica de la ciudad de París, durante los Juegos. Serán repartidos entre los 10.500 deportistas que, además de fornicar cuanto les venga en gana, intentarán batir récords. Aunque, oiga, la fatiga que trae consigo el fornicio yo creo que es incompatible con lograr marcas aceptables, además de las que se consigan en unas camas que soportan -dato oficial- 250 kilos. Todo se ha tenido en cuenta por parte de la organización que lidera el gafe de Macron. El reparto toca a 28 preservativos por persona y teniendo en cuenta que los juegos duran 17 días, pues sale de media a más de un casquete al día, lo que para viejos como yo es un imposible -un imposible, no, un milagro-, pero para jóvenes atletas me parece hasta poco. También han instalado en las esquinas de la Villa Olímpica detectores de sida. En los Juegos de Río, quizá por el clima, fueron distribuidos 500.000 condones olímpicos, que tenían como distintivo los cinco aros para que algunos creyeran que estaban izando, en vez de lo otro, la bandera de su país, como si se tratara de un récord mundial. Hay 16.000 camas en el recinto, porque a los atletas hay que añadir los preparadores, los físicos, los utilleros, las putas de Pigalle y toda esa parafernalia humanoide que rodea a los deportistas de elite. Estos datos, que son ciertos, los leo en las revistas francesas, que informan de todo y que están muy orgullosas de su París, de sus Juegos y de sus condones. No sé si los atletas estarán pensando mucho en la follandusca, pero un desliz lo tiene cualquiera y las noches de París han sido cantadas por muchos autores. Así que a darle a la mandarria, que mañana será tarde. Y recuerden que los condones son para el verano.