El caso de Jay Slater, el joven británico de 19 años desaparecido en Tenerife, ha tomado un nuevo giro tras el hallazgo de unas gafas de sol similares a las que llevaba cuando fue visto por última vez.
Fue un ex reservista del ejército británico que vive en la Isla quien las encontró mientras caminaba por Masca. Chris Pennington, de 43 años, ha contado a Daily Mail que las vio cerca del lugar donde se registró la última señal del móvil de Jay.
“Aparqué en un mirador próximo al lugar donde sonó el teléfono por última vez y las encontré en el suelo, cerca de unos arbustos en la zona donde habían estado buscando. Estaban a unos 50 metros de la carretera, cerca de un túnel”, ha explicado.
Tras encontrarlas, asegura que avisó a la Guardia Civil y siguió sus indicaciones: las envolvió en papel antes de entregarlas para su análisis y así evitar comprometer cualquier posible evidencia forense. En el momento de la entrega a los agentes, cuenta que le tomaron el ADN y las huellas dactilares.
No hay evidencia de criminalidad
La búsqueda de Jay fue suspendida el pasado domingo, una decisión que ha supuesto un golpe para sus padres y su hermano, quienes se han reunido con las autoridades oficiales en Playa de las Américas para hablar de los próximos pasos.
A pesar de la falta de evidencia de criminalidad, las investigaciones continúan. La juez de instrucción María Goya está siendo informada de los acontecimientos y ha sido notificada de que la Guardia Civil no ve indicios de delito en este momento. Sin embargo, la investigación judicial sigue abierta, dejando espacio para posibles nuevos desarrollos.
Mientras tanto, detectives aficionados y curiosos buscan nuevas pistas en el Parque Rural de Teno, donde Jay desapareció. Uno de ellos es Paul Arnott, montañista y detective aficionado en TikTok, quien ha volado a Tenerife para llevar a cabo su propia operación de búsqueda que comparte en redes sociales. Cree firmemente que Jay se encuentra en la montaña.
Las autoridades han advertido sobre los riesgos de que personas no calificadas se involucren en la búsqueda, ya que podrían entorpecer las investigaciones oficiales y ponerse en peligro.
En medio de la incertidumbre, los padres de Jay, Debbie y Warren, junto con su hermano Zak, se mantienen en Tenerife, comprometidos a hacer todo lo posible para encontrar a Jay. La familia continúa en contacto constante con la policía, buscando cualquier pista que pueda llevarlos al paradero de su hijo.
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