garachico en la historia

Y llegó el teatro

Por Carlos Acosta

La música nos llegó después, bastante después. Se habían anticipado -¡y de qué manera!- para ofrecernos su aliento cultural, antes de la llegada de los grupos musicales, los grupos de teatro, siempre tan bien acogidos y de los que nos hemos ocupado ya en alguna otra ocasión. La localidad de Garachico había sido fundada en 1497, por lo que no deja de sorprendernos que solo 75 años después, en 1572, nos encontráramos con una compañía teatral en la localidad. Su representante, Francisco Hernández Coronado, firmó contrato con Baltasar González, mayordomo de la Cofradía de la Misericordia, de Garachico, para que teatro y pueblo fueran hermanos gemelos. Estábamos, como digo, en 1572 cuando tal contrato se llevó a efecto y mediante el que Francisco se obligaba a “recitar la comedia con la demás gente que para ello fuere menester”. Luego, en 1583, un personaje llamado Fructuoso Estévez (sedero) y otro, llamado Tomás Maldonado (platero), hablan de la comedia a la que habían asistido y de la que aseguran que era excelente.(No se citan fechas). En los siglos XVII y XVIII, hubo varios estrenos de obras notables, una de ellas del conocido Agustín Moreto y titulada Vida de San Alejo, hasta llegar al siglo XX, en que la influencia de los Hermanos Álvarez Quintero se hizo notar de forma indudable, apoyándose en actrices y actores de la localidad. Tales fueron los casos de María Mansito, Eulalia de León, Paca Soler, Ana Luisa González, Julián Rolo, Justo Junquero, Rafael y Antonio Soler, Augusto Yanes, Nicolás de León… Ya en el siglo XX, durante la excelente alcaldía de Lorenzo Dorta, tan defensor de las cuestiones culturales y artísticas, Garachico fue visitado por actrices y actores de categoria nacional. Citaré únicamente a Mary Paz Ballesteros, María José Prendes, Encarna Abad, Mary Paz Pondal, África Prat, Julita Martínez, Carlos Lemos, Enrique Guitart, Teófilo Calle, Carlos Pereira, Andrés Mejuto… quienes nos ofrecieron obras de calidad, tales como Los acreedores, El alcalde de Zalamea, Los tres etcéteras de don Simón, El baile, Prohibido suicidarse en primavera, Ni pobre ni rico, sino todo lo contrario… Obras y autores que fueron no solo aplaudidos, sino aclamados por un público entusiasta que llenaba, una y otra vez, el escenario del convento franciscano de la actual Villa y Puerto garachiquense. A esta situación tan brillante no se le parecen en absoluto los actuales momentos, pese a los esfuerzos de María del Mar Gutiérrez. ¡Inolvidable todo el pasado, señores, verdaderamente inolvidable!

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