Por Alicia Álvarez González. | En estos días, hace un año, se estaba negociando para conformar un nuevo Gobierno para España. Hace un año, de un lado, Pedro Sánchez buscaba acuerdos con todas las fuerzas presentes en el hemiciclo. No para sentarse en el sillón azul, como algunos se empeñan en repetir. Y yo pienso: ¿quién, después de haber sido presidente y de haberse enfrentado a gigantes como la pandemia, va a querer ese sillón…? Solo una persona a la que no le mueve el poder del sillón, sino el poder de contribuir en su país. Perdonen el inciso, me quedó largo, pero se tenía que decir, y se dijo.
Como decía, de un lado Pedro Sánchez buscaba apoyos en todos los partidos y, del otro, Alberto Núñez Feijoo, que sin contar con más que un diputado de UPN, una diputada de CC y VOX, se enfrentaba al mayor ridículo político: proponerse para la investidura a sabiendas de que fracasaría. Y así fue.
En ese año, han pasado muchas cosas. Y no, no ha sido nada fácil. La investidura real, la de Pedro Sánchez como presidente, no llegó hasta mitad de noviembre, perdonen otro inciso: la mayoría más holgada de la democracia, desde la mayoría absoluta de M. Rajoy. Ahí comienza el curso político, y lo hace con fuerza. No en vano, y a pesar de que muchos quieran meter “calima” en el discurso público y que no se vea claro, hemos tramitado 117 iniciativas en el Congreso. Hemos tenido 527 votaciones en pleno.
Iniciativas, en este escenario tan complejo, con una mayoría de apoyo al Gobierno tan dispar, ideológicamente hablando… No olviden que apoyan al Gobierno fuerzas de izquierdas y progresistas, pero también lo sostienen partidos conservadores y de derechas. Para qué negarlo. A menudo se juntan intereses contrapuestos en ese escenario. Es difícil llegar a acuerdos, pero se consigue buscando el punto de unión entre extremos, hasta llegar a un lugar intermedio, donde todos ceden y donde todos ganan.
Entre estas 117 iniciativas, hay algunas de gran calado, pues modificar la Constitución Española para dignificar a las personas con discapacidad no es poco ni insustancial. Modificar y ampliar en derechos el artículo 49 de la Constitución es un logro de y para una sociedad mejor.
Recientemente, hemos aprobado una modificación de la Ley Orgánica del Poder Judicial que nos ha permitido, tras 5 años de bloqueo, poner fin a una anomalía constitucional y que pueda renovarse y funcionar con normalidad.
Se han convalidado decretos ley que tienen implicación directa en la vida de la gente, como aquellos que han permitido: la conciliación de la vida familiar ampliando los permisos de paternidad y maternidad; revalorizar las pensiones según el IPC, la subida del salario mínimo interprofesional. Todos los paquetes de medidas de apoyo frente a las crisis motivadas por la guerra de Ucrania o la erupción en la isla de La Palma.
También hemos sacado adelante las ayudas para viajes de los jóvenes, que hoy mismo miles de ellos están disfrutando.
También hemos cosechado importantes logros en lo económico. España es líder en Europa, crece cinco veces más que la media de la Unión Europea. El empleo alcanza cifras históricas y de auténtico éxito, con 21,7 millones de afiliados a la Seguridad Social y con una cifra y tasa de paro que ha seguido reduciéndose hasta el 11,27%, la más baja desde 2008.
Actualmente, en este periodo de sesiones, de estos seis meses de intensa labor legislativa, podemos leer en el BOE 12 leyes. Como sociedad, somos un poco mejor: leyes como la Ley de Paridad, Ley de Enseñanzas Artísticas, Ley de Derecho de Defensa, leyes que recogen la profesionalidad de los agentes y bomberos forestales, o modernización de la justicia.
Y prepárense porque ya tenemos al fuego varias iniciativas importantes que pronto sacaremos también, con el consenso, con la ayuda del sentido común y la responsabilidad.
Pues esta es la realidad, aunque hay quien quiere darle la vuelta a la tortilla todo el rato. Y el Partido Popular que no sabe, o no quiere, hacer una oposición constructiva.
Una oposición del No por el No. Incluso cuando hace daño allá donde gobiernan. Y el mejor ejemplo, Canarias, donde han votado en el Congreso en contra de la modificación de Extranjería que tanto ayudaba a Canarias.
Creo que intentan hacer leitmotiv las enseñanzas de su apreciado M. Rajoy: “Cuanto peor, mejor para todos y cuanto peor, para todos mejor. Mejor para mí el suyo beneficio político”.
Pero nosotros seguimos para avanzar.
* Diputada por la provincia de Santa Cruz de Tenerife en el Congreso