Por Carlos Acosta
El día 20 de abril de 1873 se reúne el Ayuntamiento de Garachico con el fin de proclamar la Constitución, después de que el acto hubiera sido anunciado por medio de edictos, además de cursarse invitaciones a las personas de más relieve del municipio.
A las 12 de la mañana se trasladaron las autoridades (juez, fiscal, comandante de armas, ayudantes del Cuerpo de Comunicaciones, maestro de primera enseñanza, etc,) e invitados a la plaza pública. Se leyó el acuerdo de la Asamblea Nacional del 11 de febrero, se dieron tres vivas a la República y se volvieron las autoridades al ayuntamiento para redactar el acta correspondiente.
Hasta aquí todo parece normal pero, a las pocas horas, hubo nueva reunión por recibirse una comunicación del Gobierno Civil, anunciando la visita del secretario del citado organismo. Se reunió el ayuntamiento con el secretario gubernamental, que dijo que le había producido hondo sentimiento la noticia de que el Cuerpo Consistorial “había proclamado la República en el día de hoy con alguna frialdad”.
Se reunieron las autoridades por la tarde y el alcalde ordenó leer el acta, en la que se ponía de manifiesto que habían sido cumplidas las disposiciones permanentes. Esto dejó satisfecho al secretario del Gobierno Civil y se levantó la sesión, segunda del día. Cierto que no hubo cohetes, ni salvas de artillería ni ningún otro motivo de júbilo. Y como la costumbre era precisamente que ocurriera lo contrario, alguien creyó oportuno decir que no había habido entusiasmo ni calor patriótico en la sesión de la mañana.
Las cosas se calmaron a partir de estos momentos.