Por Alfonso Soriano Benítez De Lugo.| El Ayuntamiento de La Laguna ha convocado, en el pasado mes de agosto, un concurso para adjudicar los trabajos de conservación y restauración de la portada de la Casa del Corregidor que da acceso a las dependencias municipales por la calle de la Carrera. Ante todo, su publicación en el mes de agosto me ha llamado la atención porque, a mi edad, me ha recordado tiempos que creía superados.
Desde los tiempos de “La oprobiosa”, era corriente que, cuando la administración tenía algo decidido de antemano y no quería que se enterasen los ciudadanos, los anuncios públicos se hacían siempre en agosto, mes en que se suele estar de vacaciones. Así se cumplía con la legislación y se evitaba que comparecieran personas no deseadas. Me dicen que algo parecido sucede hoy en Cuba y Venezuela, pero no creo que sea el caso de un ayuntamiento democrático como el de La Laguna.
Esta ciudad fue declarada por la Unesco, el 2 de diciembre de 1999, CIUDAD PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD -en este año se cumplen veinticinco años-, lo que obliga a las autoridades municipales a prestar la debida atención a la conservación de su patrimonio histórico. El caso del deterioro de la Casa del Corregidor es un ejemplo de lo que no debe suceder en las corporaciones democráticas.
En efecto, al menos desde el año 2009 –hace quince años- el especialista en Arte y Escultura don Carlos Leocadio González López viene denunciando el grave deterioro de la piedra de esta portada, lo que desde entonces necesitaba de una urgente solución. A tal efecto, solicitó en 2015, del entonces alcalde, autorización para instalar un andamio para poder analizar con más detalle el estado de la piedra y fotografiar lo más destacable. El resultado fue demoledor. ¡El deterioro era ya irreversible¡ Y en julio de 2015, don Carlos Leocadio remitió un escrito al Ayuntamiento de La Laguna en el que manifestaba que “la meteorización que sufre la piedra, más la polución y la intervención del hombre, porque hemos visto que se han puesto clavos y se han introducido elementos que no tienen nada que ver con la fachada, han hecho que el deterioro haya aumentado”.
En mis declaraciones, que se publicaron en “DIARIO DE AVISOS”, del 3 de febrero de 2017, después de resaltar la antigüedad –siglo XVI- y su importancia, manifestaba que “es una pena el estado de abandono en el que se encuentra esta fachada, hasta el extremo de que el daño ya es irreversible”. Y añadía: “Parece mentira que, en estos 40 años de democracia, ninguna corporación de La Laguna se haya preocupado por esta portada”. Y proponía que el ayuntamiento debería designar una comisión técnica que estudie qué hacer para conservarla.
Y en la prensa del 4 de abril del mismo año, en un gran titular, se dice: “Díaz encarga un estudio sobre la portada de la Casa del Corregidor”. Candelaria Díaz, al parecer, era la persona que dirigía entonces el área de Patrimonio de la Corporación municipal. Y, según la prensa, “la edil ha dado orden de encargar el estudio a la Fundación CICOP, que costará más de 14.000 euros…, para que se pueda conocer con mayor precisión el estado de conservación previo a los posibles procesos de limpieza y consolidación de la fachada de la Casa del Corregidor”. ¡Por estudios debidamente retribuidos con cargo al contribuyente, que no quede¡, ya que existen varios informes, entre ellos, el realizado en 2011 por expertos del CICOP, que “confirmó, de hecho, la presencia de varios tipos de hongos en estas piedras”.
En el año 2017, se estaba arreglando y pintando el resto de la fachada, sin que se prestase la más mínima atención a la portada, que era lo más importante. Y la citada concejal aseguró que, mientras dure el estudio de la CICOP, “el consistorio ha procedido al cierre de la puerta de acceso a la Casa del Corregidor como medida de protección preventiva que evite riesgos derivados de la posible caída de fragmentos”. Desde entonces, la fachada ha permanecido oculta, como si esta fuese la solución, ¡así los ciudadanos no se enteran!
Como el asunto llegó entonces a escandalizar a la ciudadanía, el 11 de mayo de 2017 tuvo lugar en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife una mesa redonda donde intervinieron personas como Nemesio Pérez Rodríguez, del Instituto Volcanológico de Canarias; José Rodríguez Losada, del mismo Instituto y profesor de la Universidad; Carlos Leocadio González López, acreditado especialista en el tratamiento de la piedra; y quien esto firma. Todos coincidimos en la gravedad del deterioro de la portada y en la urgente necesidad de una intervención. ¡Y esto en el año 2017!
Ante la indiferencia de los políticos municipales de todos los partidos -al parecer, la oposición tiene otros asuntos más importantes de los que ocuparse-, publicamos en DIARIO DE AVISOS del domingo 4 de junio de 2017 un artículo bajo el título: “El patrimonio histórico de La Laguna, gravemente amenazado”, en el que poníamos de manifiesto que el deterioro mayor se ha producido en los últimos años de democracia, donde las sucesivas corporaciones municipales han incumplido lo dispuesto en la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español con la colaboración de una oposición que ha brillado por su ausencia.
Ahora, el Ayuntamiento de La Laguna convoca un concurso para adjudicar los trabajos de conservación y restauración de esta portada, con un presupuesto de ¡140.107 euros! a un equipo que necesariamente deberá estar conformado “por un jefe de obra con titulación superior en la especialidad de restauración, un arquitecto, un historiador y tres restauradores con formación específica en la conservación y restauración de la piedra y con experiencia profesional acreditada”. Y, algo muy raro, ¿por qué no caben otra clase de profesiones o personas?
¿Alguien se cree que un equipo tan complejo se puede constituir antes del 10 de septiembre, fecha en la que termina el periodo de presentación de ofertas? O, por el contrario, ¿está ya el equipo formado? Los ciudadanos esperamos conocer los nombres del equipo al que se adjudica este trabajo, cuántos se han presentado al concurso y las soluciones que se ofrecen, cuando muchos pensamos que el deterioro es ya irreversible y lo que procede es, lamentablemente, pedir responsabilidades políticas y judiciales.