“Lo que me inspiró a escribir, o más bien, quien me inspiró a escribir sobre la alta sensibilidad, fue mi hijo Lucas”, indica, en una entrevista con DIARIO DE AVISOS, la escritora y educadora infantil Nayra Rodríguez. “Se dice que los niños vienen a nuestra vida a enseñarnos algo, y ya lo creo”.
Según la Asociación de Personas con Alta Sensibilidad (APASE), este término hace referencia a quienes cuentan con un “sistema nervioso que percibe y procesa más información sensorial simultánea”. Rodríguez añade que “cuando hablamos de alta sensibilidad, no solo nos referimos a la parte emocional; hay muchas más peculiaridades”.
Se estima que entre el 15% y el 30% de la población mundial tiene el rasgo de alta sensibilidad, según la psicóloga estadounidense Elaine N. Aron, una de las principales expertas en el tema y autora del libro The Highly Sensitive Person. Aron acuñó el término “Highly Sensitive Person” (Persona Altamente Sensible) y ha realizado investigaciones y estudios que sugieren este rango.
“Me he sentido incomprendida en mi entorno, haciéndome sentir fatal, incluso como si estuviese loca cuando les hablaba del tema”, comenta la autora de Nassau. Así me llamo y así soy, quien reside en Los Realejos. “Imaginemos lo incomprendido que se siente él también (Lucas), como descolocado en una sociedad poco sensibilizada con lo que esto significa”. Y de ahí nace la idea del cuento: una herramienta para arrojar luz sobre un tema tan desconocido.
“La alta sensibilidad, un rasgo”
“Desde bebé ya mostraba peculiaridades”, dice Rodríguez. “El ruido del robot de cocina lo detestaba y se ponía a llorar, pidiéndome desconsolado que parara”. Luego vinieron las texturas, los sabores, y hasta la ropa se convirtió en un campo de batalla. “No etiquetas, no botones, no vaqueros,” enumera. La lista sigue y se extiende, hasta que se convierte en la descripción de un pequeño que vive el mundo a un nivel de intensidad que otros apenas podrían imaginar.
“Definiría la alta sensibilidad como un rasgo”, explica con calma. “Se trata de una forma de ser, un temperamento innato, que permite a quienes la poseen ser más conscientes de su entorno”. Y habla de cuatro características principales que deben estar presentes: profundidad de procesamiento, sobre estimulación, sensibilidad ante los estímulos externos y reactividad emocional y empatía. Asimismo, apunta que “existen dos tipos personas con alta sensibilidad: los extrovertidos y los introvertidos, que son niños más tímidos, que les cuesta socializar”.
“Se trata de una forma de ser, un temperamento innato, que permite a quienes la poseen ser más conscientes de su entorno”
Con todo, las personas con este rasgo tienden a reflexionar profundamente y son precavidas, a menudo “empleando un lenguaje más maduro para su edad”, detalla Naya Rodríguez. Sin embargo, la sobreestimulación puede llevarlas al agotamiento, haciéndoles necesitar períodos de desconexión.
Son especialmente sensibles a estímulos como luces brillantes y ruidos, y captan detalles que otros podrían pasar por alto. Además, viven las emociones de forma intensa y prolongada, mostrando un “alto sentido de la justicia y los valores”.
La alta sensibilidad puede confundirse con trastornos como el déficit de atención (TDAH), el autismo (TEA), y puede derivar, si no se trata adecuadamente, en un trastorno del procesamiento sensorial. No obstante, con la orientación adecuada, puede ser una fortaleza en lugar de una desventaja. “Como dice el pediatra de mi hijo: ‘este mundo necesita más personas sensibles, que le den un giro entre tanta envidia, competitividad, egoísmo, vacía de valores y sentimientos”.
Cuestionada sobre cómo el sistema educativo podría adaptarse mejor para apoyar a estos niños, Nayra Rodríguez responde con firmeza: “Se necesita más formación e información de los/as terapeutas hacia los maestros de Educación, que no dudo de su profesionalidad, pero en el transcurso de su carrera tratan muy poco los diferentes tipos de trastornos, a menos que estén especializados en los niños/as con Necesidades Educativas Especiales (NEE)”.
“Hay que saber escucharles”
Nayra Rodríguez apunta que en muchas ocasiones estos niños son “académicamente brillantes” y, si reciben el apoyo adecuado, pueden mostrar “capacidades sobresalientes, como es el caso de mi sobrina”.
Para ella es “vital” escuchar a estos niños, “comprender sus necesidades y reconocer que también tienen inquietudes y miedos”. De hecho, su experiencia personal, tanto en casa con Lucas como trabajando en centros educativos, le ha demostrado que hay maestros que no cuentan con los conocimientos necesarios “para identificar y manejar estos casos”.
200 ejemplares vendidos en menos de tres meses
La autora canaria vendió 200 ejemplares de Nassau en menos de tres meses, una obra ilustrada por Ana Lozano y que está disponible en Amazon, Agapea, El Corte Inglés, FNAC, La Casa del Libro y La Central por un precio de 15,15 euros. “Aparte de que conozco a bastante gente, el boca a boca también es muy importante”, apunta. “Me tuve que hacer una cuenta de Instagram porque la editorial BABIDI-BÚ me lo recomendó”, añade. Así, el libro ha llegado a docentes, familias y, por supuesto, a niños que se sienten reflejados en las palabras y las ilustraciones de la obra.
El protagonista del cuento es Nassau, un camaleón que cambia de color según sus emociones. Al preguntarle cómo se le ocurrió esta metáfora, responde: “En la alta sensibilidad, al sentir todo con mayor intensidad, lo mismo estás muy alegre como en dos minutos cambias a estar triste”. De este modo, el camaleón se convierte en un símbolo perfecto para reflejar los altibajos emocionales de estos niños.
La narrativa del cuento es rica en rimas, palabras en inglés y adivinanzas. “Consideré que es una forma más entretenida y atractiva para captar la atención de los niños y niñas,” precisa Rodríguez, quien busca que la lectura sea una experiencia lúdica y enriquecedora, que facilite la comprensión y la empatía.
“Es único y especial”
Compartir el cuento con su propio hijo ha sido una experiencia transformadora. “Ha sido un camino corto pero largo al mismo tiempo,” confiesa. “Es único y especial, que ha venido a robarme el corazón con su sensibilidad”. A través del cuento, Lucas ha encontrado una herramienta para conocerse y entenderse mejor, lo que ha tenido un impacto positivo en su día a día.
La reacción de los niños que han leído Nassau ha sido emocionante. “Nunca imaginé que esto fuera a llegar tanto, lo digo de corazón”. Para ella, lo más gratificante son los mensajes de pequeños que se sienten identificados con ese camaleón que cambia de color según sus emociones.
La autora canaria detalla que no tenía pensado escribir más, pero las ganas de seguir dando visibilidad a este tema le han motivado a enfocarse en el ámbito escolar. “¿Para cuándo? No lo sé,” dice. “Y lo hago más que nada por aportar algo a la sociedad, que son y serán nuestro futuro”.
“No echen la vista a un lado”
El mensaje que Nayra Rodríguez tiene para los padres que están descubriendo que sus hijos podrían ser altamente sensibles “es que no echen la vista a un lado“. La clave, según ella, es insistir, persistir y no quedarse en la preocupación, sino actuar y buscar ayuda si es necesario.
En un mundo que a menudo se mueve demasiado rápido, el libro y su autora nos recuerdan que hay quienes perciben cada detalle con una intensidad que puede ser tanto un reto como un don. Una sensibilidad que, con el apoyo adecuado, puede convertirse en una fortaleza.